Cupula.

Cupula.
Obra gris que no lo es.

martes, 3 de junio de 2014

En mis tiempos de joven, no hace ni tanto ni tan poco, solíamos estirarle al hambre.
En alguna de las vueltas alguien de la bola dijo, “Ya hace hambre no”.
Uno de los amigos contesto en son de broma, “Hambre. Hambre los pobres, los ricos tenemos antojos.”
De todos ellos, solo uno podía jactarse de rico, el resto, sobrevivientes de la clase media que vaga entre la pobreza y la eterna aspiración a salir de ella.
Oscilando entre bancarrotas y devaluaciones. Entre reformas y quebrantos en las tasas de interés variables.
Un hambre que era real, no antojo.

Fui creciendo en todos los aspectos hasta el punto donde mi hija la mayor me dice panzón y pelón.
Acepto la critica pues su modelo de hombre es Thor. Mucho más greñudo y atlético que yo.
Esto a los poco más de cuarenta años.

Diferentes influencias atravesaron mi vida.
Personas que con una frase me dejaron marcado y aun causan ecos en mi vida.
Otras que a través de su manera de decir y de ser, me invitaban a imitarlos al menos un poco.
De a poco fui asimilando modas, frases, voces, mismas que se distorsionaron vez a vez conforme se adentraban en mi esencia de persona.
Algo para bien, otro no tanto.

Hay influencias silenciosas que con poco menos que sonidos, llegan, penetran y se hospedan sin fecha de salida.
Gotas que se pierden en el bullicio cotidiano y en la profundidad de la soledad, se escuchan con una persistencia incansable.
No tienen la frase elegante o sabia.
Tienen la palabra precisa para provocar la acción justa inmediata.
Son las voces del hambre.
La voz de la responsabilidad.

Hace no mucho me preguntaban sobre los jóvenes de hoy en día. Jóvenes en los cuales ya no me incluyo.
Quien me cuestionaba me decía que él confiaba la educación de sus hijas en su propia responsabilidad, no en escuela o sistema educativo alguno.
Es un sistema educativo fallido, dijo.
Mi única respuesta fue, noto una falta de hambre, noto algunas acciones por antojo.
Sin generalizar para no salpicar, como detalle observado en este andar.
Un ingeniero decía en una reunión reciente, uno de los problemas de México son los todologos.
Abogaba un tanto por la especialización.
Soy de los que dice, si no lo sé, lo aprendo rápido.
Así he tratado de enfrentar mis carencias que lamentablemente no dejan de aparecer.

En el año de 1984 tuve la oportunidad de viajar representando al estado de Chihuahua a la ciudad de Guadalajara.
Esto en el torneo nacional de Voleibol infantil. La selección de Delicias gano el estatal y fui seleccionado por ellos. Me hospedé por una o dos semanas en la casa de Amir Obed Estupiñan Benavides. Recuerdo claro su nombre. Esto para entrenar a la par de ellos en Delicias. Luego nos fuimos a competir en el nacional. Lo ganamos disputando la final contra el estado de Jalisco. Todos estábamos felices. El profe Willy lloraba.
Al regresar a casa me colgué mi medalla para impresionar a mi madre. Ella estaba planchando. Me vio entrar con la medalla y me dijo, porque no te reportaste? Porque no llamaste?. Mi medalla colgada en mi cuello no sirvió de mucho.
Era muy claro, el éxito no exenta la responsabilidad.

Jugué voleibol porque en el equipo de basket bol no me aceptaron.
Estuve a punto de llegar a un campeonato mundial de no ser porque la selección de 1986 donde Hugo falló un penal, se acabó el presupuesto de deportes de aquel año.
Nunca quise ser voleibolista, solo tuve en mi sangre el hambre de ir por lo que estaba enfrente.
Era hambre.
Mi Yona, nunca tuvo la frase que enmarcar en un cuadro.
No, tuvo la fuerza que sus poco más de uno y medio metros le daba. Suficiente para movernos a todos con mi padre incluido.
Tuvo el hambre para llevarme a una escuela mejor a pesar de que teníamos a menos de tres cuadras el lugar perfecto para coincidir con mis vecinos y amigos de la Junta de los Ríos.

Disto mucho de pretender hablar desde la isla del éxito.
No es una falsa modestia. Es la claridad de conocer el éxito y saberme lejos de él.
Mi madre nos empujaba a tratar de ser chingones.
Se oye brusco pero no pudiera ser diferente viniendo de ella.
No soy exitoso, pero lo que soy, lo soy más gracias al hambre que nos heredo.
Muchos más han influido sin duda.
El hambre viene de ella.
No antojos, autentica hambre.

Gracias Madre, por favor discúlpame por no estar a la altura.
Felicidades a todas las madres por el hambre que trabajan día con día.
Felicidades a la madre de mis hijas. Mi esposa.
Por inyectar hambre para después saciarla.
Día a día.
Gota a gota.
Los corruptos no lo serian si su madre los viese robando.
Los corruptos no lo serian, si tuvieran madre.

Seguimos.

Mario Lugo


P.D. A los que pensaban que no tengo madre, si tengo, se llama Leonor.

lunes, 5 de mayo de 2014

Tres libros, esperar.

Al igual que a nuestro Presidente, la Biblia es uno de los libros que influyó en mi vida. Mencionaré el segundo antes de tartamudear. Diario de un niño de Edmundo de Amicis. Este libro lo leí en mi infancia, a sugerencia de mi padre. Poco en común con el niño italiano. El hombre que calculaba es el tercero. Mi cariño por las matemáticas nace con este libro. Me tardé en descubrir que el Malba Tahan no era árabe. Las matemáticas pueden ser amigables y cotidianas. Los libros son enigmas sin resolver, que al volver a leer redescubres nuevas versiones del mismo texto. Otros, a pesar de su fama y éxito, no logran permear en lo que deseas imaginar o vivir. Unos mas a través de la simplicidad, te asoman a mundos complejos y abstractos, como el mundo de las matemáticas. “La mejor manera de no decepcionarte es no esperar, algo o nada”. Así cita mi padre. Alguna vez así lo citó y entendí, al menos en ese instante, se trataba de un momento escéptico de mi padre. He estado convencido de creer en las personas en primera instancia hasta que se demuestre lo contrario. No porque se lo ganen, porque es una condición natural el así hacerlo. Sin embargo, tardé en entender que creer en las personas no implica obligarlos a creer en ti. No es un asunto de reciprocidad, justicia o equidad. Son decisiones unilaterales. He cometido vez a vez el error de creer que merezco cierta reciprocidad de atención, apoyo e incluso confianza. He tenido el desacierto de esperar de la gente. Con esto la decepción que lastima solo a quien la siente. En dicho esperar, desesperar al grado de lastimar en cierto grado amistades, aprecios y confianzas. Lo vuelvo a intentar y me digo, “La mejor manera de no decepcionarte es no esperar, algo o nada”. Tratare de no polemizar tocando temas religiosos. Les pido omitan mis errores de precisión con respecto a la Biblia. Mi respeto a los conocedores la misma. Hablemos de liderazgo y hablemos por consiguiente de Jesus. Indiscutible su influencia en el desarrollo de la humanidad. Influencia vigente. A través de su andar logró hacerse de seguidores, enemigos y apóstoles. Largo el recorrido, muchas las caras concluyendo en doce apóstoles. Entendamos a los apóstoles como hombres seleccionados por Jesus para estar con él y enviarlos a predicar. Partamos de que el proceso de selección de Jesus es exacto. Sin tropiezos como nos pueden ocurrir a nosotros. Aun así, aceptemos que la selección de Judas implicó traición. Por treinta monedas de plata Judas entrega a Jesus a los sacerdotes. Jesus lo sabía y lo anuncia a sus discípulos. Los cuales preguntan uno a uno, acaso soy yo?. Ya había mencionado Jesus que sus apóstoles estaban limpios menos uno. Esto antes de lavarles los pies a cada uno de ellos. No se queda en un rumor puesto en la mesa. Al preguntar Judas si es él, de manera frontal y sin ataque, Jesus le responde, lo acabas de decir. A todas luces es la traición mas dolida y condenable. El final de Judas al menos me da esa claridad. Sigue siendo la traición por dinero la que más duele en nuestros días. No siempre termina en la claridad del traicionero. Mucho menos en suicidio. Las treinta monedas de plata siguen siendo atractivas. La corrupción es y será. Pedro, quien mostró su lealtad vez a vez a Jesus, niega al Hijo de Dios tres veces. Jesus le dice que el proceso de crucifixión lo vivirá solo. A lo cual Pedro dice, no me apartaré de ti. Jesus responde antes de que cante el gallo me negaras tres veces. Habría que haber estado ahí para entender cómo y porque Pedro negaría a Jesus. En medio de la multitud. Gente pidiendo la muerte, la crucifixión, sangre. Ahí alguien le decía a Pedro, tu eres uno de los que siguen al Nazareno. No, dijo por primera vez. Lo vuelven a señalar como cercano a Jesus volviéndolo a negar. Le dicen que su vestimenta, su modo de hablar lo delata, ante lo cual empieza a decir improperios y condenas mientras que el gallo canta. Ante el riesgo de ver la integridad, la vida amenazada, Pedro cede y cumple la profecía de Jesus. Habrá que imaginar el rostro de Pedro al terminar de negar a Jesus por tercera ocasión y escuchar el cantico de un gallo. Jesus lo sabía. Antes de ser ultrajado, sabía que al menos dos de los hombres por el seleccionados lo iban a traicionar, al menos negar. Mi lado matemático me dice que más del 16% de su confianza se iba a quebrantar, y Jesus lo sabía. Ya pasado el viacrucis, el terremoto ocurrido en la muerte de Jesus, la desaparición de su cuerpo que se encontraba embovedado. Todo debía ser calma y esperanza en los once apóstoles restantes. La palabra se había cumplido. Por si fuera poco Jesus se aparece y les pide que propaguen las buenas nuevas y establece una cita con los apóstoles en Galilea. Jesus se presenta de nueva cuenta ya resucitado y comparte alimentos con la mayoría de sus apóstoles, no todos. (Pescado y pan) Tomas, mismo que no estuvo en las dos apariciones de Jesus, dice hasta no ver no creer. Hasta no tocar sus manos y su costado, no está dispuesto a creer. Más allá de establecer juicios sobre Tomas, podemos estar claros que era un incrédulo o escéptico. Después de tanto andar a lado de Jesus, de vivirlo todo a lado del Mesías, no creía. Porque incluirlo en el apostolado? Jesus se presenta nuevamente y le permite a Tomas tocar sus manos y su costado para que compruebe la presencia de las yagas. Jesus solo bien aventura a los que creen sin ver, sin juzgar a Tomas. Ya podemos decir que entre los apóstoles, el 25% eran o traicioneros, desleales o incrédulos. Jesus los seleccionó, porque? Jesus lo sabía. Jesus venía a entregarse al mundo sin esperar nada a cambio. Jesus sabía que iba a ser entregado, negado y que el proceso de crucifixión y resurrección era apenas suficiente para que algunos creyeran. No cualquiera. Para que sus apóstoles creyeran. Entregarlo todo para alcanzar a creer. Experimentar el dolor que logró quebrantar al menos por un instante su fe y decir, Señor, porque me has abandonado? Saber que aun así, apenas alcanzo para que algunos de sus apóstoles creyeran. Debemos de partir de creer sin exigir nada a cambio. Uno de los liderazgos más poderosos que han existido, el más para algunos, no logra establecer un proceso de selección infalible. No lo logra porque no lo intentó. Así lo creo y así lo quiero creer. Los apóstoles representaron a la humanidad limpia, menos uno. La traición por dinero existe. La negación por autodefensa esta en los más fuertes. La falta de credibilidad esta en los más cercanos. Así lo ejemplifican Jesus y sus apóstoles. La diferencia está en que Jesus lo entendió y aceptó. “La mejor manera de no decepcionarte es no esperar, algo o nada”. Las oportunidades han llegado de quienes menos lo esperaba. De quienes las esperaba, buscare conservar su amistad, no tenía yo el derecho de esperar algo o nada. Seguiré creyendo, sin esperar, sabiendo que en el camino habrá los que niegan, no creen e incluso los que traicionan. Si Jesus lo aceptaba que derecho tengo yo a esperar algo distinto. El porcentaje sigue siendo positivo sin asumir el 75% como bueno. Seguimos. Mario Lugo

viernes, 27 de diciembre de 2013

Cierre, saldo Santa.

Estos últimos días del año nos invade el espíritu teletón en al menos cierta proporción. El apoyo a albergues, casas hogar, asilos, instituciones u otras formas de altruismo aparecen y sin duda causan beneficio. Como soy parte de la masa, e incluso le aporto volumen a la misma, también recientemente estuve en una casa hogar. La misma es primordialmente para niños tarahumaras. No necesariamente con alguna tragedia tejida entre sus días. Con el rasgo simple que envuelve lo que llamamos pobreza. Somos como país, un vasto mundo de corrupción y sin vergüenzas. En la escala del 0 al 100, tenemos una puntuación de 34. Países como Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda, tienen una puntuación de 90. Son los menos corruptos. Somos en orden descendente el país numero 105 siendo el 1 el menos corrupto. 104 países menos corruptos que nosotros. Entre ellos Chile y Uruguay con 72 puntos en el lugar 20. Hoy coincidía con un amigo que vive en la Ciudad de México y me comentaba de las risas que causa nuestro Estado y su gobierno con lo que a corrupción se refiere. Las historia urbanas respecto a excesos, caprichos, berrinches y gastos de conciertos privados llegan. Con ellos mucho silencio en las opiniones calificadas como inteligentes. Rechiflas, aullidos y descalificaciones en los no tan inteligentes. Las expresiones del pueblo y sus terratenientes difieren al menos en decibeles. Pedirle a Santa o a los Reyes un México mejor no está del todo mal. Ya tenemos reformas. Ya las calificadoras de valores nos subieron la puntuación. El estado logra todas y cada una de las reformas que se propone. A través de una habilidad política que las nuevas generaciones habían olvidado. A partir de lo antagónicos que son en algunos temas los partidos políticos complementarios. En la plena sabiduría que otorga el poder sin distingos de IQ, en la plena ignorancia de lo que el pueblo habla cuando habla. Siendo positivos y partiendo de que no hay mal que por bien no venga, asumamos que las reformas tienen su lado positivo más elevado, mucho más que perjudicial. Lamentablemente aun en el optimismo desbordado, me inquieta saber cómo se va a repartir la riqueza que vamos a generar con tan excelentes reformas concediendo que lo son. El Estado mencionaba recientemente que la corrupción le cuesta a México alrededor del 9% del PIB. Esto equivale aproximadamente a $108,704 Millones de dólares. Cada mexicano dispondría más de 1000 dlls. Las familias según su número, 4 mil o 5 mil dólares por año. Es fácil ponerle cara a la corrupción. Podemos hasta mentarle la madre. Nuestra inmadurez social nos hace buscar culpables lejos. Si el Estado, el Gobierno o algunos de sus gobernantes para no cometer la estupidez de generalizar, son corruptos es porque muchos, muchos están dispuestos a ser parte de la tranza. El caos se alcanza cuando se nubla la vergüenza. La vergüenza se ausenta cuando nos convertimos en victimas de nuestras propias decisiones, nuestra excusas, nuestras torpes explicaciones. Decía un sicario después de aceptar más de 100 crímenes, “lo que hacía era un trabajo. Lo paseado a mis hijos, nadie se lo quita. Llegaron a conocer Disneylandia.” Deseo que al año cierre con éxito. Que las metas de ventas, utilidades u de lo que sea hayan mostrado indicios de logro. Deseo que México sea mejor cuando se termine el 2014. Deseo que Santa no se preste a chantajes. Que no sea parte de la extorsión y la corrupción. Deseo que levantemos no solo la voz, la mano empuñando una lucha contra la corrupción. Que la primera reforma que nos llegue sea la verguenzaria. Que Dios bendiga a Dios. Deseo lo mejor para cada uno de ustedes y sus seres queridos. Que llegue el día en que nos gane Nueva Zelanda pero seamos como ellos en los índices de corrupción. Que nuestros gobernantes sean dignos del pueblo que representan. Que el Gobernador sea digno de representar a cada tarahumara. Que los padres seamos dignos de nuestros hijos. Que seamos dignos de la tierra que pisamos. Que el principio de la caridad sea no robar. Que cada uno de nosotros podamos estar claros que lo ganado no es robado. Ser parte de la corrupción es ser ladron. No puedo entender como alguien puede ver la cara de la pobreza y robar y robar en obras infladas, en fianzas, en compras fantasmas. Que seamos íntegros para poder señalarlo cuando este en nuestra cara. Que seamos íntegros para pedir apoyo. Que Dios nos perdone y nos siga bendiciendo. Le mejor en la esperanza de creer que seremos más y mejores. Feliz Navidad y un 2014 lleno de retos y logros. Seguimos. Mario Lugo

miércoles, 30 de octubre de 2013

Aeroshow, Sismo y Honestidad

Opinar sobre lo sucedido recientemente resulta ineludible para los que estuvimos al menos cerca de la tragedia. Establecer juicios y responsabilidades es lo último que espero a través de los siguientes párrafos. De ser así, habré fracasado en la idea que se desea transmitir. Mi más sentido pésame para los familiares de las víctimas. Mi pésame ante la partida de algunos que ya no volverán. Mi solidaridad para aquellos que la vida les cambio. Por compañías inalcanzables, por momentos imborrables, por realidades distintas a las de esa mañana. El debate de números es por demás estúpido. La perdida de una sola persona no le cambia a la tragedia de nombre. El pasado 4 de abril del 2010, me toco la experiencia más estrujante de mi vida profesional. Trabajaba yo en aquel entonces para una empresa que quise y quiero mucho. Una empresa que a pesar de sus fallas, tenía la convicción de hacer las cosas bien. Lo que no se hacía bien, no era por convicción, era por ineptitud. Se presentó un sismo antes de las 4 de la tarde. Era un domingo. 7.2 en la escala de Richter. A juzgar por los videos, duró poco menos de un minuto. La empresa donde laboraba había construido al menos 1,500 viviendas. Tuve el honor de ser Director de Construccion. Esa tarde, decidí esperar a que me llamaran, si había malas noticias mi celular sonaría. El domingo transcurrió sin novedad. Lunes por la mañana me comunique con Javier, quien era el brazo derecho de la construcción allá. Aun no había nada que reportar, realizaría un recorrido por cada uno de los desarrollos y luego me comunicaría los daños. Pasadas las 10 de la mañana del lunes 5 de abril, me habló Javier. Había al menos 5 casas contiguas entre si, muy lastimadas. Algún daño personal? No, solo materiales me comento. Aunque los vecinos se veían muy alterados. Javier, no vayas ya a los fraccionamientos. Organizo mi viaje y te acompaño, le comente. De las pocas cosas que le puedo cuestionar a la autoridad municipal de la administración saliente, es que se sientan dueños de la ciudad. Decía mi exjefe que la vida en las empresas transcurría en tres etapas distintas. 1.- Querer a la empresa. 2.- Quererla como si fuera propia. 3. Quererla entendiendo que no es tuya. Creo que por el ciclo tan corto de las administraciones municipales, se quedan en la número 1, a lo mucho la 2. Por mi trabajo tuve la oportunidad de coincidir con distintos funcionarios. De todos ellos recibí respeto, lo mismo que les ofrecí en reciprocidad. Sucedieron algunos excesos de autoridad que me atrevo a mencionar pues los comente con ellos directamente en su momento. Excesos que se cometen como los comete el padre de la novia al afrontar los gastos de la boda. Como los que comete la familia que no tiene como, pero organiza una quinceañera aventando explícitamente la casa por la ventana. Sin embargo, no son más excesos que los que propicia la política mexicana en su conjunto. Con los colores que se deseen visualizar. Soy de los que disfrutó el Aeroshow en sus buenos momentos. Disfruto y he disfrutado del Parque Metropolitano Presa el Rejón. Respetable esfuerzo sin duda. Con bancas y sombras cubiertas por el agua. Respetable al menos en mi opinión. La experiencia en Mexicali me enseñó que no es necesario ser malo para estar sumergido en un mal resultado. Había cinco casas que hubiese deseado no ver nuca de la manera que las vi. Descuadradas. Lastimadas. Inhabitables. Después de una reunión por videoconferencia con representantes del fraccionamiento donde estaban las casas más lastimadas, me trasladé a Mexicali para atender personalmente la situación. Las fotos observadas no empataban con las expresiones de Javier. Aprovecho y lo escribo, Javier y Victor son los arquitectos que mas me enseñaron con los que he tenido la oportunidad de colaborar. Llegue al fraccionamiento antes citado alrededor de las 2:45 de la tarde. La cita con los vecinos era a las 3 de la tarde. Cerca de 100 personas esperaban mi presencia en el fraccionamiento. Javier pasó por mí al aeropuerto. El tiempo de traslado me permitió analizar los antecedentes que envolvían dicha obra. Tal vez era el año del 2004, no lo recuerdo bien. El mercado de la vivienda se apretó con la llegada de nuevos competidores. Los costos rebasaban los precios y márgenes deseados. Una de las opciones era, bajar los costos. A nosotros nos proyectaba un calculista conservador. La estructura de nuestras casas era obesa en comparación con la construida por otros desarrolladores de Mexicali. Desarrolladores respetables. Mi jefe de aquel entonces en una junta me dijo. Necesito que cambies de calculista y traigas uno con menos protecciones y mejores costos. La discusión se hizo más fuerte. Al no aceptar, le pedí me corriera y contratara al Director que cambiara de calculista. Yo no tenía elementos de tomar una decisión así. En algún momento dudé ya que no pocas veces soy necio. La discusión toco su climax en ese momento. Me quede con la idea de que la solución propuesta no le molestaba a mi exjefe. A lo mejor perdía mi trabajo. Poco a poco nos relajamos. Ya en la cena, misma que ocurría típicamente después de las juntas, le pregunté, ¿Por qué me presionas así? El me dijo, mi trabajo es llevarte a tu límite, el tuyo es defenderlo. Seguimos trabajando muchos años juntos. Lo que se de la tragedia, lo sé por los periódicos y un tanto por comentarios de gente cercana. Ninguna de las fuentes incluidas los diarios son plenamente confiables. Sin embargo alguien citaba la enorme tristeza del ex alcalde al ser testigo de la escena. Como ciudadano, no lo puedo imaginar distinto. Al llegar al fraccionamiento en Mexicali, nos trasladamos directamente a las casas más afectadas. Cualquier imprudencia de mi parte, hubiera provocado un linchamiento. Las replicas seguían, el miedo estaba muy lejos de disiparse. Por azares del destino, había anunciado mi salida de la empresa para tratar, por mi cuenta de sobresalir con la experiencia ganada. Las primeras dos familias solo me pedían les asegurara la disponibilidad de asumir la responsabilidad que la empresa tenía. La empresa era buena, lo creía, lo creo y hasta que algo extraordinario suceda, lo seguiré creyendo. Otra familia, se expresó a través da la mama. La mama, al sentir el sismo, tomo a su niño de menos de cinco años y salió de la casa. Ya desde fuera veía como su casa oscilaba de un lado al otro. En ese mismo instante, entendió que su hijo mayor estaba en el interior y no salía. Seguía temblando y no salía. En ese instante la señora rompió en llanto. Al menos 80 de las 100 personas ahí seguían como testigos. El esposo enfrente de mí con los ojos enrojecidos. Con el sismo la puerta se descuadro y se atoro la puerta estando cerrada. Un librero se vino abajo y obstaculizo aun más la salida. El sismo transcurrió con su hijo adentro de la casa en movimiento. Solo pude disculparme y agradecer a Dios que todos estaban bien. Le asegure trabajaríamos en sacar la situación adelante. Proseguimos, atendimos gente molesta, asustada, tranquila y preocupada. Una mujer, relativamente joven, estaba muy molesta conmigo. Me reclamó que su madre era diabética y padecía de alta presión. Pudieron haberla matado, citó. Gracias a Dios que su mama está bien, le comenté. Ese fue mi último mes en la empresa. Atendí a más de 200 familias representadas por todo tipo de personalidades. Mi atención a la crisis fue de un poco más, ya que la empresa donde laboraba, me pidió apoyo por un par de meses más. No me imagino el dolor de dejar una tragedia a tres días de partir. Cuando las noticias y comentarios eran diametralmente opuestos, se presenta una situación que nadie puede planear para que suceda. Ese día mi familia y yo, pasamos por el lugar sin bajar del vehículo. Lo que se lograba era un ambiente hermosamente familiar. Por las noches llegaba abrumado al hotel. Mi trabajo y convicción era que todo iba a salir bien. Las replicas hacían que crujiera el hotel, luego la cama se mecía. Cuando alcanzaba a comprender que era un sismo, este ya había acabado. Por las mañanas me enteraba de la intensidad del sino recién ocurrido. Sin duda llegaba a mi almohada el temor e intranquilidad de la gente. El equipo que había logrado conjuntar, era honesto. El calculista seguía siendo el mismo. El contratista de las casas había sido mi colaborador. En un afán de demostrar que la sustentabilidad de los análisis de costos, nos pidió darle la oportunidad de construir por su cuenta casas. Así ocurrió con calidad satisfactoria. Si en algún lugar estaba analizado el producto y su ingenieria era en Mexicali. Esto gracias a David, otro colaborador. Yo caminaba la obra. Recordaba los bloques. Las losas. Porque se podía fallar así. Los correos y sarcasmo empezaron a correr por correo con imágenes indefendibles. Se que se dudo de mi y era entendible. Participaron peritos ajenos a mi equipo para opinar. Empezaron a deambular peritos por los fraccionamientos. Primero presentaban un panorama por demás sombrío. Luego te presentaban un presupuesto de solución. Sus procedimientos mostraban todo, menos experiencia. Sin embargo en un escenario de pánico, tenían más credibilidad que nosotros. Uno solo era el núcleo de mi tranquilidad. La honestidad del trabajo. Algún Banco en su defensa para no cubrir seguros hablaba en su dictamen de fraude constructivo. Podía aceptar cualquier tipo de reclamos y criticas, menos ese. Cada ladrillo, bloque, saco de cemento, decisión, ingeniero, arquitecto, se había pagado con esfuerzo y trabajo. No tenía ni amigos, ni parientes involucrados en la obra. Nadie tenía que aportar nada a nadie, que no fuera un trabajo de calidad para ser contratado. Ninguna decisión se había tomado con alguna influencia. La empresa donde trabaja invertía cada peso y un poco más de lo que el negocio daba para lograr lo más posible a favor de los clientes. Ningún permiso se tramitaba con trampas, nada. Esa tranquilidad la tomaba por las mañanas para darles la cara a muchas personas. Con esa tranquilidad regresaba a casa a descansar y desahogarme con mi familia. Con esa tranquilidad cenábamos ya transcurrido el día. En un restaurant de tacos. Un negocio sano no da para cenas lujosas y costosas. No soy quien para cuestionar lo que faltaba en el Aeroshow. Es sencillo decirlo después de lo sucedido. Espero que las victimas encuentren la paz en este mundo o más allá. El dolor es inimaginable. Mi respeto y solidaridad para los que siguen. Sé que es posible equivocarse aun en la claridad de que todo está bien. Sé también que a veces lo que las aseguradoras llaman, actos de Dios, cambian nuestras vidas. Sé que las casas más afectadas después de un estudio geológico realizado, se vieron envueltas en una reacción sísmica 0.8 veces mayor al resto de la ciudad. Sé que la empresa que dejé, sigue y esta mejor sin mí. La vida está hecha de ciclos. Sé que en momentos de crisis, lo único que nos da la tranquilidad antes de dormir es actuar con honestidad. Lo que permite escribir es saber que no le debo ni un peso, a cada uno de los propietarios afectados por el sismo. El sismo de Haití fue menor y mató a mucha gente. Gracias a David, Mario, Javier, Roberto, Gerardo, Christian y Fernando. Gracias a los que no menciono. Deseo que la tragedia no se vuelva a repetir. Deseo que vuelva el Aeroshow, al menos la experiencia de coincidir en familia. No puedo ponerme en los zapatos de los padres y madres que perdieron a sus hijos. Mi respeto nuevamente. Deseo que la falla sea de quien sea, se haya dado en un escenario de honestidad. No puedo ponerme en los zapatos del equipo que llevo a cabo el evento si no fue así. Deseo con sinceridad que la calma llegue a sus camas antes de dormir. Deseo que la honestidad en nuestro país, no sea un atributo, sea una regla. En realidad es mejor negocio, ser honesto. Las malas circunstancias pueden llegar, nuestro núcleo esta en tener un recorrido de decisiones honestas. Seguimos.

miércoles, 12 de junio de 2013

Sobrevivi y Mexico esta de moda.

Recientemente escuche, México está de moda. Así sonó en el radio. México, a pesar de ser el país con mayor índice de obesidad infantil, el segundo lugar en obesidad en general. México que ocupa el lugar penúltimo de entre 108 países en índices de lectura según la UNESCO. Japón, con un 90% de hábitos de lectura y México con un 2% de hábito de lectura entre su población. México está de moda. Pienso en México y me acuerdo del Ganghan Style. Sin ojos rasgados. Estamos gordos, simpáticos, sin contenido. Ejercitamos algunos de los músculos en correr, nadar, trotar, pero poco ejercitamos el musculo denominado cerebro. Somos gente de empuje. Si se requiere, hasta con la cabeza empujamos. México está de moda. Poco más, poco menos de un lustro, entendí que la situación implicaba la franca posibilidad de perder la vida en cualquier instante. Secuestros, extorsiones, levantones, robo de autos se escuchaban ya no cerca, a lado. Vivir era un milagro cotidiano. Pasear por la ciudad caminando o en vehículo implicaba un sonido estomacal constante. La Inquietud de ser o no ser visto. De estar solo, cuidarte de todos y de nadie, de las presencias y las ausencias. De ellos, los malos. Los malos que estuvieron de moda y fueron noticia. Los que eran capaces de mutilar, sonreír y disparar. Matar sin correr. Matar caminando. Por unos días fui candidato independiente a la presidencia Municipal de Juarez. Pocos lo supieron, algunos diarios hicieron el anuncio. Menos lo creyeron. Las candidaturas ciudadanas aun no son viables. No lo fueron. Alguno de los partidos chicos ofreció sus siglas. Por ideales o miedos, no fueron aceptadas. No quise representar a ningún partido. Estaba y estoy convencido que la participación real y comprometida de la comunidad es la salida ante la problemática y retos que afrontamos. Esas horas de candidato fueron suficientes para estresar a mis padres, a mi esposa. A unos cuantos más. Ver el miedo y coraje en sus ojos. Aun en lo tenebrosa y riesgosa de la apuesta, ahí estaban. Cuando lo menos deseado era ser visto, salimos en algunos periódicos y noticieros locales. En un extraño momento, me encontré con unos amigos. Más extraño pues no tengo muchos amigos. Ahí estaban al menos tres de ellos. Recuerdos borrosos de su amistad. Su cara era de miedo absoluto. Nervios, angustias. Arrepentimiento. Contaban de tener que irse del país. Se habían equivocado. Habían secuestrado a alguien y deseaban borrar el hecho. Regresar a la persona y huir. En ese extraño lugar yo trataba de consolar lo imperdonable. Trataba de tranquilizar lo inhumano. Por alguna razón nos encontrábamos deambulando en un carro. Pasamos por un lugar más borroso aun y me decían, es el. A través de una ventana se veía un cuerpo de pie asomándose temerosamente. Era la víctima. Sentí un calor u odio por quienes me acompañaban. Terror de ser alcanzado con ellos y ser parte de la captura. De ser como ellos. Desperté. Desperté. Porque soñé algo así, aun no lo sé. Como fui capaz de soportar su presencia en el sueño tampoco lo sé. Sin embargo entendí lo sencillo que resulta ser parte de algo tan siniestro y vil. Como el solo saber te vuelve parte del delito por más que argumentes lo contrario. Desearía que los malos fueran francamente identificables. Fueran feos, con rasgos físicos y sociales claramente observables. Mi experiencia en Juarez y mi sueño es que no es así. Vivimos rodeados del delito. Al traer prisa, decidimos violar la ley y pasarnos en rojo. Al tener un negocio, decidimos que Hacienda se equivoca y buscamos por todos los medios no pagar impuestos. Al tener un empleo, decidimos que la paga es injusta y buscamos compensaciones. Al ser la fila larga e inoperante, buscamos atajos para estar en ventaja de los demás. Al ver la imagen de la honestidad la juzgamos como debilidad. “Tanto tiempo que estuvo en el Gobierno y no hizo nada”. Sobreviví a la ciudad más violenta del mundo. Aun extraño tanta ausencia. Aun están a mi lado caritas de niños y niñas huérfanas. Espero que México no esté de moda. Espero seamos capaces de ver, tanta ausencia de personas honestas. Espero seamos capaces de no medir el éxito de las personas en base a su capacidad adquisitiva. Espero el éxito siga siendo la posibilidad de dormir en calma, cada noche. Dormir en paz con uno mismo. Espero seamos capaces de exigirnos día con día, vez a vez de ser mejores. Mejores, no más adinerados. Como olvidar cuando un compañero me dijo, me ofrecieron dinero y dude. Muy probablemente la duda nos llegue a todos, las convicciones solventan las dudas. Las convicciones son como hijos, se alimentan día con día. Espero seamos más cultos, menos gordos, más resistentes. Y cuando esto suceda, porque no, estar de moda. Por favor, no consientan ninguna deshonestidad de mi parte, es mi deseo llegar al fin de mis días en el camino de la honestidad. Deseo que Dios guarde mis sueños. Mis convicciones y la gente que me rodea, mis días. Seguimos. Mario Lugo

lunes, 17 de diciembre de 2012

Fin y Navidad

Mis estimados, me gustaría tener la bella costumbre de enviarles una canasta con enseres gourmets en el interior, mismos que son propicios para degustar en calma en la casa. Me gustaría al menos haber contratado una postal de buen gusto y bien diseñada. Lamentablemente solo alcanza para enviarles unas tantas de mis letras que si bien no son bien cotizadas aun, espero en algún momento puedan ser vendidas y el presente tenga un valor incluso histórico para aquellos coleccionistas de lo absurdo. Me gustaría en realidad creer que el mundo se va a acabar en próximo viernes. Muy seguramente estaría escribiendo estas letras con nudos en la garganta y una dosis de reclamos para unos cuantos. Si el mundo se acabara el viernes, habría dejado sin terminar al menos una decenas de obras. De construccion y no. Muy cerca del final, pero inconclusas. Si el mundo se acabara mañana, debería más de lo que tengo. En muchos aspectos además del financiero. Si el mundo se acabara el viernes, pedí mas de lo que di. Me iría en deuda. Aun en esa enérgica realidad por decir lo menos, me atrevo a regalarles 10 consejos que a esta altura de mi vida, me parece que compartirlos es mejor que quedármelos. Así bajo un tanto mis pasivos no financieros. Además si el mundo se acaba el viernes que más da si son útiles o no. Ahí van. 1.- NO esperes. Al esperar empiezas a reclamar de manera inconsciente. Se te pasa la vida esperando por algo o por alguien. Es muy probable que los demás tengan una percepción del tiempo distinta. La puntualidad no es una virtud de los mexicanos. Siempre ve preparado para la acción. Lee, juega, habla, ríe, platica, escribe, pero no esperes. Cuando alguien tarde 5 horas para atenderte, más allá de si es un sinvergüenza o no lo es, ese alguien te regalo tiempo para ti, mismo que por lo general despreciamos. No esperes palabras, regalos. No esperes cobrar una cantidad y que como premio a tu labor te den un adicional. La gente te paga lo que cobraste, ni un peso más. Las propinas son para los meseros y a los mismos, les ha tomado una vida educar al consumidor para aceptarla. 2.- Disfruta al caminar. Es común que en el ajetreo que llevamos, nos reclamamos constantemente el no haber hecho más o mejor. Al practicar un deporte, sufrimos si la escultura que cargamos como cuerpo, nos reclama una pausa. Nos pasa porque asumimos que el caminar es una derrota. Igual nos pasa con lo que hacemos en nuestra profesión, familia o entorno. Al dejar de disfrutar el caminar, abandonamos. Por creer que nuestro paso es mejor y no merecemos ni debemos parar. Camina de prisa, lento. Al andar, encontraras a mas de dos en posibilidades de seguir el paso y además conversar. Correr y conversar es complejo. Si hay quien. Pero será que va junto a ti el que mejor corre, no el que mejor platica. 3.- Persiste. Estamos rodeados de personas expertas en muchas cosas. Su nivel de perfección por lo general les alcanza para documentar ampliamente su objeción a que las cosas pueden suceder. Estamos llenos de escépticos. El feudo presidencial existe no solo en la política. El gran rey de cada mini mundo determina lo posible y establece los límites de lo imposible. Sus seguidores lo aceptan e incluso promueven. Son círculos cerrados. Casi impenetrables. En mi experiencia, muy pocos por no decir ninguno, resiste la persistencia. El intentar una meta cada día, termina por rendir al detractor que la rechazara un límite de días. Por fastidio o convicción, la persistencia alcanza. 4.- Muestra Orden. El ser incapaz de mostrar la posibilidad de cumplir en tiempo una cita es la franca incapacidad de tener orden en el tiempo, en las ideas, en los actos. Tendemos a creer que la creatividad esta peleada con el orden. No lo creo así. La mayor parte de los errores que he cometido es por haber roto el orden. No niego que algunos de los aciertos han sucedido en un contexto de desorden, sin embargo, debo hacer que resultan irrepetibles pues la claridad no me alcanza para saber si se como volverlo a hacer. Decía mi abuelo, mijo, cuídese de los cabrones que no se saben poner el cinto. Lo decía cuando alguien pasaba el cinto por encima del listón del pantalón. Lo hace todos los días y aun no lo aprende. Como confiarle algo. El orden posibilita el entendimiento de las prioridades. 5.- Vive el cuarto obscuro. Antes de afrontar una dificultad, asume que estas en un cuarto sin luz. La decisión menos inteligente es moverte. Si lo haces, afrontaras uno de los dolores mas estresantes que puede sufrir un ser humano. Te pagaras en el dedo pequeño del pie con alguna pared. Nuestro cuerpo, aun con sus ligeras protuberancias, es uno de los mejores diseños que he visto. Sin esperar, observa, analiza, extiende la mano suavemente. Acaricia la situación. En menos tiempo del que esperas, tendrás visibilidad y podrás dar un paso, hacia atrás o al frente. Lo que represente la mejor decisión. Primero escucha, diagnostica y luego acciona. Es diagnostico es en si una acción. 6.- No te dejes atrapar. Las personas buscan para simplificar su existencia describirte y encapsularte en un cajón. Ese no es tu problema. Son sus limitaciones las que hacen la simplificación, no las tuyas. Date la oportunidad de cambiar de ruta, ropa, deporte, trabajo. De lo que te permita no ser atrapado. Al ser atrapado involuntariamente empiezas a ser repetitivo y sistemático. No necesariamente ordenado. Estas dinámicas tan parecidas son lo que llamamos rutinas. Mismas que conducen a vidas rutinarias. Un camino irreversiblemente encaminado al aburrimiento. Aun los ganadores cuando siempre ganan, aburren. Permítete perder cada vez que lo disfrutes, siempre y cuando no lo hagas una rutina. Mantente en constante movimiento. Gana, pierde, disfruta. 7.- Ama lo que haces. Si realmente logramos amar lo que hacemos, no hay diferencia entre nuestros logros y los goles de Messi. Ciertamente la remuneración y el reconocimiento son distintos. Sin embargo estos factores son externos. El amor es interno. Al amar lo que hacemos, se siente, se ve y se toca. El lugar de tu trabajo debe oler a lo que te gusta. Debe saber. No ames tu trabajo, ese te lo dan o quitan como empleado o empresario, lo que haces nadie te lo quita. 8.- Acepta. Aceptar no es resignarse. Aceptar es decir si a las circunstancias. Hay que decir si al pago de impuestos. El no aceptarlo es buscar las circunstancias distintas que me permitan una realidad distinta. Misma que muchas veces imaginamos y fabricamos para sentirnos honestos. Es un principio de no aceptación. No siempre la apariencia física nos abre puertas. A mí, me las abre como guarura de mi esposa. Parezco guarura. Y si, he llegado a disfrutar dicha apariencia. Soy un naco que toma coca cola y no vino. Y si, disfruto la coca cola como pocas cosas. Si te equivocas, acepta. Aceptar no es decir, si, que te puedo decir. Es si, lo vamos a arreglar. 9.- Saluda al Sol. Solo los que realmente se levantan temprano pueden saludar al sol. Lo veras de frente y sabrás que un nuevo día ha empezado, con él, un nuevo mundo de oportunidades ante él. No dejes que el calor de las sabanas te retengan. El mínimo de todo proyecto es el esfuerzo. El creerte lo suficientemente creativo como para merecer empezar a las nueve, te encapsula en el mundo de los huevones. No me refiero al horario laboral, me refiero a la actividad física y mental. Ver la tele no cuenta. Aunque sea el NAT GEO. Desayunar no cuenta. Si el sol, se pasa de tu día, es claro, tu holgazanería te obliga a empezar tarde. Estar tarde implica ser el segundo por lo menos. 10.- Cree. Es imposible alcanzar el éxito rodeado de incredulidad. Debes de creer en tu pareja, tus compañeros, tus clientes, tus proveedores, tus socios. Debes de creer en tu competencia y en tu incompetencia. Cree sólidamente. Cree en Santa Claus. Cree en Dios. En la creación. EN el amigo. En la indiferencia. En lo dicho de frente y con autenticidad. NO a ciegas, eso es irresponsable. Cree solidariamente. Lo hecho esta lo mejor hecho y siempre es mejorable. Cree en ti. En tu capacidad e incapacidad. Cree en las posibilidades de mejorar. Cree. Espero, si no se acabo el mundo, nos sigamos viendo. Que tengan un muy buen 2013. Que la pasen en paz con sus familias. Mi solidaridad a las familias que esperan que llegue todo menos la navidad dadas las ausencia obligadas. Mi cariño para ustedes. Un abrazo y seguimos si es que los mayas se equivocan de alguna manera. Mario Lugo.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Lo que el viento a Juarez

El presente testimonio no intenta validar ni quitar crédito a los números y estadísticas que se cuentan y escriben de la ciudad más violenta del mundo. Como habitante de la misma, se escuchan sin la posibilidad de debatir. Al menos de manera analítica. Las fuentes, hasta cierto punto confiables, se presentan como argumentos que más allá del origen, son parte de los muchos ecos que ha dejado y sigue haciendo la guerra que vivimos. Los nombres de los citados en el presente testimonio han sido cambiados pues no se pretende generar en ellos más inquietudes y sinsabores de los ya vividos. Además, si un fin alcanza este escrito, es dejar la semilla que mas allá de los nombres y las actividades de los fallecidos, su herencia, se sentencia día a día. Lo hace y lo seguirá haciendo. María trabaja en las labores domesticas. No solo en las de su propia casa. En casas de distintas ubicaciones dentro de Ciudad Juarez. María no es María, sin embargo por respeto a su historia la llamaremos así, siendo este un nombre distintivo de un apoyo como el que esta mujer ofrece. Lava plancha y limpia. Ocasionalmente hace comida. María es de Oaxaca, como muchos más, encontró en Juarez un lugar donde echar raíz. Ahí formo una familia, tuvo varios hijos, se caso. Martes y jueves llegaba María al cuarto para las siete de la mañana a la casa de una de sus patronas. A veces llegaba a las 6:30. Incluso llegó a aparecerse a las 5:30 una de las mañanas por la confusión del cambio de horario. Ciertamente aun no amanecía. Trabajaba de manera impecable. No necesariamente lo que se le pedía, pero lo que hacía, evidenciaba vocación, animo y amor a lo que hacía. Así fue por un ciclo de doce años. Hasta que la patrona de los martes y jueves movió su domicilio a Chihuahua. Ella siguió su nada simple historia en Juarez. Don Juan murió asesinado. No fue un fuego cruzado. No fue por error. Iban por él. Aun no puedo ni quiero aceptar su participación en la delincuencia organizada. Fue ejecutado en la colonia Manuel Valdez como cita el diario digital puente libre. “Suplico a Sicarios por la vida de su padre, lo obligaron a ver la ejecución”. Esto lo cita una página en internet con historias del narco. Setenta balazos. Huyeron en una Hammer y una Pick Up. Como a las diez de la noche coinciden las noticias. Coinciden los testigos. Don Juan tenía 56 años. El comando lo acusaba de ser el asaltante de varias tiendas del suroriente de la ciudad, al menos eso sentenciaban en voz alta. Don Juan ya había estado en prisión por robo. El hijo, perdió a su padre y fue golpeado con la cacha de una pistola en la cabeza. En la cabeza trae más que una cicatriz. Trae el tatuaje de la impotencia. Para algunos le perdonaron la vida, para otros se la amputaron. Alfredo trabajaba en Colorado. Su hermano tenía allá más de diez años. El hermano había logrado acomodarse, hacer familia además de cierta estabilidad en su empleo. El hermano trabajaba en una fábrica. A más de 800 kilometros de la ciudad más violenta del mundo, lejos de casa, de la familia, de sus padres y hermanos salvo uno. Como buen paisano trabajaba en aras de lograr cierta prosperidad que le diera la posibilidad no solo de obtener mejores bienes, sino de tener la capacidad de enviar dinero a México. A la Jefa. Su familia tampoco era originaria de Juarez, sin embargo era su tierra. A pesar de las noticias, la migra, la distancia, la escasez, siempre había espacio para volver al menos unos días. ¿Quién querría ir de vacaciones desde Colorado hasta Juarez?, Alfredo y sin duda algunos más. CNN en español, cita al gobierno federal donde se aclara que 4 de 10 homicidios ocurren en 17 municipios de los 2,454 municipios. Es decir que el 43.84% de los homicidios por “presunta rivalidad delincuencial”, se registran en el 2.4% del territorio nacional. De diciembre del 2006 a septiembre del 2011 47, 515 personas han muerto vinculados a la violencia en México. Esta estadística tal vez alivia la imagen de un país en el exterior del mismo, de muy poco sirve para quienes habitan Ciudad Juarez. El informador señala a Ciudad Juarez como la más violenta del mundo nuevamente, con 191 homicidios dolosos cada 100,000 habitantes. Esto expuesto por el movimiento Blanco, organización no gubernamental. El segundo lugar lo registra San Pedro Sula en Honduras con 119 casos de homicidios por cada 100,000. Esto durante el 2009. La revista semanal Juarez Dialoga reporta que en el 2010 se llego a 271.89 homicidios por cada 100,000. Don Juan era maistro mayor. Por su experiencia le encomendaban los trabajos de mayor detalle. Trabajo para el Ingeniero mucho tiempo. Años. No se le puede criticar su falta de constancia pues me constaba que antes de las ocho ya estaba en la obra. Conducía una troca fronteriza de las chicas. No le cabía mucho, aun así era muy útil para la obra. Es imposible definir el color pues no lo tenía. El modelo era sin duda del siglo pasado y no necesariamente de los noventas. Si hay una imagen de obra en su troca era la de Don Juan. Su estampa no daba lugar a dudas. Sus manos mostraban el trabajo con la pala, la cuchara y el cincel. A diferencia de muchos maestros, los lunes no eran distintos. No se enfermaba del estomago ni presentaba pretextos similares. Es complicado asumir la muerte en lo propio y en lo extraño. Las más de las veces llega a mitad de un ciclo que requiere ser terminado y este se ve interrumpido abruptamente. Cuando es por enfermedad, asumimos momentos de desesperación y rabia, cuestionamos al creador. Su justicia y su tiempo. Es aun más complicado cuando es arrebatada de golpe, sin avisos, con rostros que están cubiertos. Con voces que se distinguen sin nombre. Con insultos y jaloneos. Con miedo. Tristemente Juarez enmarco muchas historias similares. Muerte, destrucción y resentimiento a lo desconocido. Morir recibiendo mentadas de madre. Don Juan estuvo detenido en la cárcel por un espacio de seis meses. Una mañana de sábado, un grupo de delincuentes escapaban después de realizar un robo. Estos corrieron por las calles e incluso por las azoteas de algunas de las casas. El Patio de Don Juan, ofreció un resguardo a los mismos. La policía llego a la casa de Don Juan, en su distinguido y reconocido amable trato, exigió entrar a la casa. Sin órdenes de aprehensión o de cateo. En la humildad e ignorancia, esos formalismos no existen, no se conocen, no se entienden. Don Juan en su miedo, dejo entrar a la policía. Los malhechores fueron descubiertos escondidos en dicho patio. En su propio patio. Para la policía fue señal inequívoca de complicidad. Los aprehendieron en compañía de Don Juan. Ante tal circunstancia su familia contrato un abogado. De esos que deambulan en el exterior de los juzgados. El problema no es problema dijo el abogado. En el careo se sabrá que Don Juan no estaba en el grupo asaltante. Solo se necesitan 10,000 pesos para cubrir algunas formas y en no más de un mes Don Juan estará de regreso en casa. En el careo el comerciante no reconoció a Don Juan, pero dijo no estar seguro. Pasaron los treinta días y la familia de Don Juan acudía con regularidad a los juzgados a esperar avances. Por razones siempre distintas, no había solución y el tiempo pasaba. A los dos meses, todo seguía igual. Otro de los abogados pregunto a la familia por el caso de Don Juan. Este nuevo abogado se ofreció a investigar el estatus legal. Así fue. El estatus era que Don Juan no tenía defensa o recurso alguno en su favor. Los 10,000 pesos, bien gracias. El abogado inicial, un ladrón más de los muchos que hay en las afueras de las instituciones de gobierno. Distintos a los que están dentro. El nuevo abogado pidió otros 10,000 pesos. Aseveró que no sería tan rápido, pero que era totalmente ganable. Tres meses más tarde Don Juan salió libre. Luego de pasar más de medio año en prisión. Debe ser traumático estar en la prisión, lo es más cuando se es diabético. Cuando hay amotinamientos en la prisión producto del descontrol que la autoridad tiene en toda la ciudad, la cárcel no puede ser la excepción, Don Juan los vivió desde dentro. Solo el sabe lo que tuvo que conocer. Se sabía claramente que muchas de las llamadas delictivas ocurrían desde el interior de la cárcel. Don Juan por seguridad, se alejo de su familia, las visitas se clausuraban por seguridad. Juarez iniciaba el clímax de su descontrol en esas fechas. El gobierno vez a vez minimiza las muertes señalando que son muertes entre ellos. Entre bandas. Ante tanta elocuencia, morir, o ver morir, no solo te excluye del mundo de los vivos, te invita sin posibilidad de declinar la invitación al mundo de los delincuentes. De los que a sentir de algunos, merecen morir. María sabe reír. A pesar del tiempo con su patrona, no se atreve a comer en la mesa, lo hace en la barra y después de que los demás hayan comido. Antes de lavar los trastes pero después del resto. Tiene una franqueza que por momentos es difícil de contener. Oiga como se ve acabada. Usted porque siempre sale infeliz en las fotos. A como estaba sucia la casa. Estas y muchas otras son frases de María la distinguían. En más de una ocasión erosionaron egos. Cuando se ríe, se ríe con el estomago. Su voz se contiene y su estomago baila. No es que sea obesa, es que al contener las carcajadas todo su ser tiembla, su cara apenas esboza una sonrisa. Tiene alrededor de 50. Tiene hijos adultos e incluso nietos. Algunos de ellos viven en Juarez, otros andan regados de este y del otro lado del charco. Su humildad no la cohíbe. Al contrario. Se dio el lujo de tener hijos y adoptar otros. Sin papeles, simplemente sobrinos y ahijados que decidieron vivir en su casa. Y es que los frijoles y los guisos de María, son para no olvidarlos nunca. Se da el tiempo en navidad de hacer su cena y galletas para todas las familias que se ven beneficiadas de su apoyo domestico. La navidad se espera por los regalos, la cena y las galletas de María. Nunca falta y si lo hace, es previo aviso ya que tiene o tendrá cita en el Seguro Social. Ella o alguna de sus hijas. Si tiene defectos. Dejaría de ser testimonio y se convertiría en novela si no fuera así. Usa mucho cloralex y tira mucha agua. El primer defecto ha obligado a sus patrones a dejar de usar determinada ropa por las manchas blancas que causan sus descuidos. El tirar agua ha representado multas de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento de Juarez. Sin dejar de ver el daño ecológico y económico del despilfarro. Pero así es María. Aunque ha habido intentos de corregirla, ella es así. Cerca de 230,000 personas han huido de Ciudad Juarez en los últimos dos años. Eso señala estudios realizados por los catedráticos Ramón Chavira y Wilevaldo Martinez, cita el Imparcial de Hermosillo. La encuesta realizada por estudiantes y maestros de la Universidad Autónoma de Ciudad Juarez, menciona que la causa principal es la inseguridad. El 54% de la población migrante radico en la Ciudad de El Paso Texas. De acuerdo a Noticieros Televisa, se confirma la disminución en la tasa de crecimiento de la ciudad. La tasa disminuyo a un 86% de la media anual. De acuerdo al censo 2010, se explica, existen 488 mil 785 viviendas de las cuales 111 mil 103 están deshabitadas. Esta migración ha afectado a todo el estado ya que 10 de los 67 municipios del estado mostraron decremento poblacional. De acuerdo al censo son 3.5 habitantes por vivienda, así que cruzando datos, no suenan tan descabellados los números. María es una de las juarenses que tuvo que migrar. El excesivo miedo s seguir siendo vista la obligo a alejarse de la familia. Su historia no da para cuestionar la falta de determinación o convicción por seguir. Dejó su casa, misma que probablemente sea una de las muchas abandonadas. Dejó su patrimonio y volvió a empezar. De aquí para allá, siguió. Se estableció por algún tiempo en Querétaro donde mucho norteño ha estado buscando oportunidades. Es contradictorio pero chilangos y norteños llegan al mismo sitio a echar raíz. Ambos lo están logrando. No es el caso de María, a pesar de lograr trabajo para ella y para su hijo. Juarez la seguía llamando. María obtuvo trabajo en una casa de gente bien en Querétaro. Eran cuatro las que servían a la patrona de Querétaro. Todas usaban uniforme. Bien comidas, bien vestidas y bien tratadas. Aun así María seguía anhelando Juarez. Su hijo se contrato en una fábrica. El, sabia de fabricas pero maquiladoras. Había sido operador, almacenista, jefe de grupo e incluso en algún momento fue supervisor de piso. El clima de Querétaro incomparable a los infiernos y congeladores de Juarez. La vegetación, rodeaba la vista sin enfocar. Verde por todos lados. En Juarez, solo el verde de los militares deambulando por las calles. Sin embargo siempre se asoma en María un dejo de nostalgia. María sufre de crisis nerviosas periódicamente. Vida fue arrebatada de sus brazos. La patrona de Juarez también se fue de la ciudad. No tan lejos. De hecho regreso a su tierra natal. Regreso a Chihuahua capital. Su esposo coincidentemente estaba en busca de nuevos ciclos, nuevos horizontes y la situación en Juarez no daba para emprender aventuras. Así que ambos, emprendieron lejos de Juarez. Poco más de 360 kilómetros al sur. Una vez que has vivido en Juarez, ya no entenderás las poses sociales de ciudades conservadoras. La patrona de Juarez tuvo que buscar escuela para sus hijos. Al buscar y decir que venía de Juarez, era como cargar una peste que viene impregnada de incertidumbre, desconfianza y sobre todo una dosis de desprecio. Afortunadamente no necesitaba ser aceptada por ningún clan social. Su familia aguardaba por ella. El hijo de María padeció lo mismo en Querétaro. El solo citar a Juarez te esboza una cara de delincuente ante los ojos de los que no son Juarez. De la mayoría. María, contrario a lo que se puede pensar, añora Juarez. No solo se añora lo bonito. Lo feo también. Juarez se extraña, aun no logro distinguir porque, pero penetra en la piel y absorbe una parte esencial de la personalidad de quienes la habitan. María en Querétaro y la patrona de Juarez en Chihuahua. En mayor o menor medida deseando volver a la ciudad más violenta del mundo. Alfredo estaba de visita en Juarez. En casa había ambiente de fiesta pues hacía tiempo que se había ausentado. Se sabía de él pues mandaba remesas como buen mojado. Se daba oportunidad incluso de mandar ocasionalmente regalos. Era joven. Alegre. Enfiestado. Como todo joven, no resistió la invitación de salir el sábado por la noche. Se fue con amigos del barrio que no eran del todo cómodos para su madre. Se fue alegre y aseverando que no iba a pasar nada. Así fue, volvió sin pesares. La fiesta en casa seguía pues el que andaba ausente había vuelto. La familia se había reunido. Primos, sobrinos, hermanos. En un Juarez turbio, se podía celebrar. La mayoría de los jóvenes afrontaron su realidad con claridad y cierta rebeldía. No puedo dejar de salir, es el tiempo que me toco vivir y así lo voy a hacer. Coincidentemente escuche a varios jóvenes decir lo mismo. Ya muy entrada la noche, se apareció un comando armado en casa de Alfredo. Golpearon la puerta con convicción de abrirla. Así lo hicieron. Entraron preguntando por él. Era homónimo de su padre, había confusión en casa. El respondió al llamado y lo sacaron a golpes y empujones. La familia empezó a llorar. Uno de los sobrinos se envalentono y exigía que le dijeran que le iban a hacer a su tío. El comando, sin el rostro cubierto por antifaces, solo se reía. A carcajadas. El sobrino exigía mientras el tío resistía. Lo llevaron al exterior de la casa. Lo seguían golpeando. El ruido enredaba mas el momento. Risas, llantos, gritos, suplicas y muchos silencios al unísono. La piel de los miembros del comando estaba descubierta de telas, pero repleta de tatuajes. Una imagen sin duda de maldad. A punta de golpes lo hicieron caer sobre sus rodillas. Alfredo estaba ya demasiado golpeado. Tal vez inconsciente, espero que sí. El sobrino aun en su postura empezó a jalonear a los malhechores. Ellos lo amenazaron y le gritaron que de seguir así, los cargados iban a ser dos. El sobrino empezó a suplicar. No lo maten. No lo maten. Las risas y los llantos se crecieron. Solo un ruido era capaz de callarlo todo. Las armas largas iniciaron sus estruendos. Restos de casquillos empezaron a azotarse contra el suelo. El peculiar sonido del metal contra lo solido se escuchaba como retoques de campana. La sangre empezó a escurrir. Alfredo caía muerto. El cuerpo se desvaneció de inmediato. EL sobrino no daba crédito a lo ocurrido. La madre impotente lloraba con todas sus fuerzas. Gritaba. La familia estaba totalmente sacudida. Los sicarios reían a carcajadas. Las imágenes se tornaban lentas y distorsionadas. Las piernas flaqueaban. Era imposible creer lo que estaba ocurriendo. El cuerpo inerte desprovisto de vida estaba sobre la banqueta. Una banqueta roja. Una familia deshecha. Las dudas de si Alfredo estaba inmerso en el crimen organizado no se hicieron esperar. Su muerte y las formas de la misma no daban espacio para indagatorias ni dudas. A decir por su forma de vida, no había evidencia de ingresos extraordinarios o altos. Si estaba involucrado no le estaba dando dividendos. De los asesinos poco se supo, y lo poco que se supo se prefirió no saber. No había forma de esperar justicia. No había manera de buscar venganza. Sin embargo Alfredo, en caso de estar involucrado, lo hizo con mucha rapidez. Tenía menos de una semana en Juarez. El tenía tiempo ya en Colorado apoyado por su hermano. Ciertamente no lucia como una buena idea salir de paseo en Juarez, tampoco la podíamos cuestionar. Era su tierra, donde está su familia, su gente, sus amigos. Si eso te hace culpable es fácil serlo. Las noticias sentenciaban que había sido un ajuste de cuentas. Entre bandas. Los vecinos señalaron en lo sucesivo a la familia. La casa no volvió a pesar de enormes intentos a ser la misma. La madre no volvió a ser la misma. Ella como debe de ser, esta clara de la inocencia de su hijo, de la injusticia de su muerte. Lo complicado sin duda para ella, es que los mas, están convencidos de la culpabilidad de su hijo y por si fuera poco, de lo justo de su muerte. El ejecutado es más señalado que el victimario, El muerto a diferencia del agresor tiene nombre, casa, familia, los ejecutantes solo esbozan una imagen plagada de tatuajes y risas grotescas. El sobrino de Alfredo tiene ya quince años. Su futuro es más que incierto. Su concepto de la justicia es distante. La imagen de Alfredo es la misma que antes de la ejecución. Su visión de vida es un laberinto donde resulta imposible pretender ser su guía. No siempre el mejor intento es suficiente. De hecho, algunas veces causa risa. El Paso Times a través de su publicación Somos Frontera, reitera las palabras del Presidente Felipe Calderon Hinojosa. “Juarez no se rinde ante la adversidad”. "Estamos revirtiendo los efectos nocivos de los grupos criminales Juárez está en la ruta correcta, pero debemos reconocer que habrá exabruptos en el camino, como los policías que perdieron la vida ayer y reconocemos la labor de todos los agentes que han muerto en el cumplimiento de su deber", La imagen en las noticias de ministeriales caídos en la lucha, es parte de la compleja realidad de la ciudad. Al igual que muchos de los ciudadanos, no solo pierden la oportunidad de estar, sino que heredan a los que se quedan señalamientos y miedos permanentes. Alejandro, con cerca de dos metros de altura, poco agraciado físicamente, abogado de profesión, buscó sin éxito conquistar a la mujer de sus sueños. Ella se caso con otro e incluso tuvo un varón al poco tiempo del matrimonio. Siendo oriundo de Chihuahua, acepta trabajo en Ciudad Juarez ya que la procuraduría se movió para allá en aras de reforzar los esfuerzos ante la criminalidad. El, en aras de cambiar de aires se muda e inicia sus nuevas labores. Hijo único. Estaba dentro del equipo de la procuraduría Estatal de Chihuahua. Ella no tuvo un matrimonio exitoso. De hecho a los pocos meses de edad del niño decide separarse y al poco tiempo divorciarse. Alejandro se entera de esto y no duda en volver por su sueño. Mismo que ya traía un trozo mas de vida. Ella acepta el cortejo y contrario al consejo de algunos, se casa con Alejandro. El no era la viva imagen del príncipe azul, del divorcio no había pasado el tiempo suficiente para una sociedad conservadora como lo es la de Chihuahua. Al poco tiempo ellos consolidan su matrimonio engendrando una niña. El es promovido en su trabajo. Un cargo dentro de la misma procuraduría de mayor responsabilidad. Ella vivía en Chihuahua, él iba y venía a Juarez. Su cargo y su heredera empezaron a crecer. No le costó trabajo obtener la aceptación del niño que ya venía de encargo. Era el padre de ambos. Para los que veían esa familia, sentían la paz de un muy buen augurio de historia. Su imagen podía convencer a cualquiera de que era un ministerial, aun así nunca andaba armado ni tomaba ningún tipo de precauciones. Salía a cenar a donde fuera y a la hora que fuera. En familia. Su casa no tenía muebles completos. Paso a paso ella y él fueron conformando un hogar, con hijos, sillones y microondas ya que ella no cocina con mucha frecuencia que digamos. Alejandro viaja a Chihuahua nuevamente y esta vez toma unos días de descanso además del fin de semana. A diferencia de otras ocasiones, regresa hasta el miércoles por la tarde para reportarse a trabajar el jueves. Se despide como siempre de su familia. Algunos allegados a Alejandro le cuestionaban si su trabajo no era muy peligroso. El siempre respondió, no, no lo es y si algo es, alguien lo debe de hacer, sin titubear. Juarez pasó por momentos prometedores. La oferta de trabajo cotidiana era basta y en algún momento hasta excesiva. Esto propiciaba la rotación de trabajadores. Era fácil encontrar una mejor opción. El crecimiento de la población genero un comercio interno al menos en el mercado inmobiliario, automotriz y restaurantero. Lo que fue siempre feo y desordenado, mostró al menos indicios de prosperidad y orgullo de empezar a cambiar la forma y el fondo. Luego inicio la guerra. Debemos aceptar que falto sentido crítico en su estructura social ya que las muertes empezaron mucho antes de la guerra. Sin embargo dichas muertes parecían distantes. No ocurrían tan cerca, al menos para la mayoría. Iniciaron algunos secuestros, las cuotas con amenazas que se cumplían y se quemaban inmuebles, morían comerciantes. Para mostrar fuerza gubernamental se inicio el programa “Todos somos Juarez”. Mismo que con posteridad se tuvo que replicar en varias ciudades del país. Lejos de sumar juarenses se fueron disminuyendo. Cada vez menos éramos Juarez. Los comercios víctimas de amenazas o realidades irreversibles empezaron a claudicar. Llegaron luego los militares. Empezamos a acostumbrarnos a las ametralladoras y encapuchados ahora de verde. Para algunos representó un dejo de seguridad, para otros fue todo lo contrario. Ante todo esto, la tranquilidad lucia cada vez más distante. La gota que derrama el vaso es la llegada de la policía federal. Más allá de aseverar su participación o no en actos delictivos, aseguro que llegaron los malos tratos, las feas formas. Lo irrespetuoso y prepotente llego en grupo. Ocuparon a diferencia de los militares hoteles completos. Algunos galanes se hicieron aparecer. Se detenían carros con varones sospechosos. Se detenían carros sospechosos. Se detenían también carros con mujeres sobre todo solas y guapas. De las licencias tomaban teléfonos y seguían al acecho. Llamaban a sus casas. La seguridad seguía sin encontrarse. Con policías, municipales, estatales, federales y soldados. Eso sí, menos tránsitos. Mas galanes. Don Juan se rehusaba a salir de su casa. Los malhechores lo jaloneaban para sacarlo. El, firme sostenía que si lo iban a matar, que lo hicieran ya, en su casa. Hicieron que todos se tiraran al piso. Todos excepto su nieta. Tendría menos de dos años. Ella, sin entender en lo absoluto que pasaba, deambulo por la casa sin atención de los malos, sin el cuidado de los buenos. Ella observo todo. Sus ojos guardan la mayor verdad de esa noche. Ni la prensa ni la esposa de Don Juan pueden tener tan claro como y cuanto fue golpeado su abuelo. Como murió Don Juan. Hoy esa nieta tiene poco más de dos años. Deambula de aquí para allá en compañía de sus padres y su abuela. Cargan todos demasiado. Ella, aun no sabemos cómo lo carga si es que lo hace, como la miró el abuelo. Como la miraron los encapuchados que a decir de la esposa eran todos jóvenes. Eran jóvenes pues ninguno tenía panza. María hoy vive en Chihuahua. Es lo más cercano a Juarez que encontró sin estar en lo que para ella aun es incierto e inseguro. Llega y busca casa de renta. Para alguien de Chihuahua rentarle a una familia que viene de Juarez y no precisamente de recursos suficientes causa miedo. María toma antidepresivos pues aun no logra sin ellos, descansar y dejar de entrar en crisis nerviosa. Había ya en Juarez pautas de conducta que no se conocían pero que se tuvieron que aprender con rapidez. Asegurarse que el carro que viene atrás no sea constante. Que no te estén siguiendo. Ponle nombre a cada cara en los cruceros. Es importante estar seguros que realmente son ambulantes y no observadores. Halcones como hoy se llaman. Observa los carros que están a tu lado en los semáforos. No te estaciones a lado de carros con personas en el interior de sus carros. Desconfía de todo lo que se pueda. Cambia de rutas, evita carros lujosos y no transites de noche de preferencia. De manera insólita, Juarez murió por las noches al comercio, al menos por tres años. El miedo se inicia de manera formal en octubre del 2008. La presencia del invierno, el cambio de horario, implicaba que las jornadas laborales se terminaran a las cinco o seis, que de manera contradictoria era escenario nocturno. Algunas empresas dejaron al menos en ese mes, que sus colaboradores abandonaran sus labores antes, el miedo estaba en todos. Se bromeaba un poco al respecto, las noticias no daban para mucha risa. Alejandro fue ejecutado como a las diez de la noche. Un comando armado lo alcanzo carro a carro. El transitaba de poniente a oriente por la ciudad. Descargaron el arma contra él. El tráfico era denso, hubo varios testigos. Su muerte fue casi instantánea. Dejo atrás sus sueños. O al menos ya solo los ve a la distancia. Es difícil pretender ser detective y analizar más de lo que en si ya provoca indicios de parálisis emocional. El había llegado justo el día anterior. No se puede pensar que lo estuvieron cazando pues había estado ausente casi una semana. No había repeticiones ni rutinas. El salió de su trabajo. No iba ni venia de otro lado. Sin mucho entender, queda la idea que el enemigo está adentro. Que compartió horas de oficina con él. Quedan los balances con no necesariamente números negros. Una niña huérfana, una viuda, un sueño caído. Una madre más sola que nunca. Muchos amigos con dolor. Un hasta luego que termino en adiós. La viuda aun pelea con el Banco la aplicación del seguro de vida. Hace ya años. Una esquela en el periódico de agradecimiento. Un olor a noticia que poco nutre. De acuerdo a la revista Proceso en línea, del 2008 al 2011 se cometieron en Juarez más de 9,000 homicidios. La cifra record se alcanza en 2010 cuando ocurrieron 3,103. Es decir en un intervalo menor a tres horas ocurría un homicidio. Aun los más indiferentes escuchaban noticias. Aun los más valientes sentían miedo. El circulo de ajuste de cuentas, u homicidios entre bandas no alcazaba a dar la tranquilidad que se requiere para seguir en el andar. Algunos de los difuntos irremediablemente habían establecido mucha proximidad. Los datos reflejan que el mes más complejo fue octubre del 2010. El clímax de la violencia. 359 homicidios sucedieron en un mes. Ocurrió poco menos de 12 homicidios por día. Cada dos horas había violencia plena. Resultó sin duda enfermizo para todos. Lo más básico de las estadísticas es mostrar homicidios por cada 100,000 al año. Esto nos permite realizar comparaciones con otras ciudades del mundo. Podemos intentar bajarnos del templete donde ocupamos de manera constante el primer lugar en violencia. Le permite a los diferentes niveles del gobierno hablar de progresos en seguridad. De victoria sobre las bandas delictivas o bien sobre el crimen organizado en su conjunto. Los números permiten ver las cosas de manera más simple, sin involucrarse. Siguiendo con las estadísticas, pensemos que de los 9,000 homicidios, al menos 10 familiares directos altamente afectables se vieron afectados por las cuentas. Asumamos a los dos padres, tres hijos o hermanos, y cinco más con algún tipo de parentesco, sobrinos, nietos, tíos. Al menos 90,000 personas fueron afectadas directamente resultado de los homicidios. Sin duda hay historias de dos o más decesos por familia. Solo pensemos que en un efecto de pirámide, 10 personas relacionadas a los decesos guardan algún tipo de resentimiento o sed de venganza. Esperan algo. Sin saber a qué o quién, pero el dolor y la amargura ahí están. Llegamos con suma facilidad a poco menos de un millón de personas afectadas o resentidas. Si asumimos que la población de Juarez es de 1.3 millones. Sabremos que al menos el 70% de la población no cree. Esta sacudida, temerosa o con odio. Asumir que el gobierno o quien decidió la estrategia contra el crimen, sabía lo que hacía es complejo. Si tan solo se intenta dejar a un lado los números y conocer las historias afectadas, no nos alcanzarían ya no solo los policías, sino los psicólogos o líderes espirituales para subsanar el dolor, o al menos mitigarlo un poco. Seguiremos con los antidepresivos como María. María era llevada todos los días a su trabajo por su esposo. Hoy su esposo esta distante, ya no la lleva ni la trae. Ella recorre ciudades y rutas desconocidas, pues lo más incierto esta en Juarez, ciudad que es la que mas conoce. Rosalía es una de las que hoy vive en El Paso. A ella no precisamente le espanto la violencia de Juarez. Siempre vivió en uno de los barrios bravos de la ciudad. La colonia Monterrey contigua a la reconocida Chaveña. A sus más de setenta años, le inquietan mas los achaques propios de la edad que los malandros deambulando por enfrente de su casa. Vive en una casa pequeña. Dos habitaciones, la cocina comedor y el baño. Sus hijos, uno a uno se casaron y se fueron de casa. Su marido murió de un infarto hace ya algunos lustros. Su patio es apenas y más que suficiente para un tendedero, un pino cedro limón, algunos recuerdos medio amontonados, el aire acondicionado que está colocado sobre una base metálica para lograr la coincidencia con lo que alguna vez fue una puerta, el infalible tallador y una silla para mirar a los transeúntes. Misma silla que usaba el bisabuelo para charlar a los nietos recuerdos del no tan bien recordado Pancho Villa. Silla que servía para que el bisabuelo saludara y dijera en tono medio pero audible, quiubo Manuel y en un tono no tan audible acto seguido hijo de la chingada. Misma silla que sirvió para que el bisabuelo se suicidara cuando decidió ya no estar más. Esto colgándose de su bufanda al cuello. Fue Rosalía quien tuvo que desanudar la bufanda y al mismo tiempo cargar a su padre, dejarlo caer y verlo muerto. Así pues, el temor a la muerte no lo es tanto para Rosalía y no porque no le tema, porque ya la había vivido o al menos convivido. Los mas de sus hijos ya no vivían en Juarez, el sueño americano los hizo buscar fortuna en la las vecinas ciudades de El Paso y las Cruces. Con el aumento de las noticias de homicidios y violencia, los hijos dejaron de frecuentar a Rosalía. Solo los más persistentes se daban tiempo y espacio para hacerlo. Sin embargo todos disminuyeron sus vueltas. Armados de valor, los hijos, decidieron que Rosalía debía de vivir en el Paso. Que entre algunos de ellos pagarían la renta. Que la casa de dos cuartos la venderían y que así todos la visitarían más tranquilos. Ya resueltos después de tanto análisis lo plantearon a Rosalía quien ni tarda ni perezosa se negó rotundamente. Las convicciones se esfumaron y las visitas se hicieron más escasas. Los hijos, habían al menos en su cabeza justificado el no visitarla pues ella no quiera aceptar que Juarez había cambiado y que ir a la colonia Monterrey era peligroso más que nunca. Rosalía en solitario casi, siguió con sus rutinas. En la Velarde tomaba el camión rumbo al centro. Ahí deambulaba y paseaba. Se dio oportunidad de tener novio, esto con la extrañeza que causaba entre sus nietos y la molestia de algún que otro hijo varón. Seguía comprando sus números para las quinielas sin falta. Ocasionalmente ganaba. Mayormente perdía pero le divertía hacerlo. En cierta ocasión llamaron a la casa y Rosalía contestó esperando que al menos por teléfono alguno de sus hijos se reportara. El comandante Refugio se identificaba con la abuelita y le explicaba a qué grupo criminal pertenecía así como la importancia de la llamada y de quien la hacía. Rosalía para todo le decía, hay mijo. Refugio empezó a perder la paciencia con Rosalía pues le aseguraba que había visto movimiento de vehículos extraños en las afueras de a casa. Por el tamaño de la casa solo había espacio para un vehículo al frente de la misma. No Mijo, eso no puede ser, pues si ninguno de mis hijos me visita ya, quien va a pararse afuera. No estoy claro de la silueta y rostro del comandante Refugio, sin embargo dudo que su envergadura estuviera siendo favorecida. Mira mijo, mis hijos ya no vienen y los días que me dices yo andaba fuera, andaban las Cruces así que no puede ser. Refugio se desesperó y empezó a decir malas palabras, a lo que Rosalía respondía, ay mijo, no seas grosero. La recomendación que se hacía en la radio y la prensa escrita era, si eras víctima de una llamada de extorsión, colgar de inmediato para no caer en engaños. Rosalía hizo todo menos eso. Refugio, víctima de cariños y contradicciones, molesto, colgó el teléfono. No supimos más de Refugio. Rosalía con mucha tranquilidad platicó a sus hijos el incidente. Ellos, con nula calma, decidieron que era insostenible la situación de Rosalía en Juarez, la obligaron a mudarse y le buscaron un departamento en la vecina ciudad. Así, Rosalía formo parte de las más de 100,000 personas que abandonaron la ciudad. De ese 54% que había migrado a El Paso. Busco un departamento cerca del centro. Mismo que esta contiguo al centro de Juarez. Sigue caminando y tomando el camión. Tiene rentada su casa y cada mes va por el cobro de la misma. Algunos sospechan que en realidad va a ver al novio. Sus hijos la visitan un poco más. Muy poco más. En cuanto a los peligros de Juarez, digamos que los aparto por momentos. Una migración Silenciosa cita Minero Magazine de la Universidad Tecnológica de El Paso, revista en línea. “Lo que alguna vez fue una vibrante ciudad fronteriza de casi dos millones de personas, con una floreciente industria maquiladora y miles de negocios con escaparates, restaurantes de calidad mundial y lugares de entretenimiento, es hoy apenas una sombra de sí misma”. De acuerdo a esta revista cerca de 10,000 comercios se cerraron o bien migraron hacia los Estados Unidos. Algunos de ellos con éxito. Burrerías, taquerías, restaurantes formales tienen ya la misma presencia en El Paso que en su momento tuvieron en Juarez. Mientras tanto, sus edificios en el lado mexicano se desmoronan de olvido. El contraste es abismal. De acuerdo a la página de la Ciudad de El Paso auspiciada por la alcaldía, en el 2007 ocurrieron en todo el año 17 homicidios de los cuales se resolvieron el 100%. Pensar que en Juarez no se resuelven ni el 1% de los mismos. De la historia reciente, el año más complicado para El Paso fue en 1994 cuando ocurrieron 45 homicidios y se resolvieron solo el 85%. El total de muertes en todo el 2007 fueron 551. Es decir, las probabilidades de morir en El Paso son muy bajas. Y si, al cruzar el rio y la garita de revisión, descubres con toda nitidez que el miedo se anida en el estomago. Solo con cruzar el estomago deja de defenderse y reposa. En todo el 2007 las muertes por sobredosis en El Paso fueron 18. Si esto se trata de que la droga no llegue a los hijos, pareciera que hay maneras mejores y distintas de lograrlo. Si el problema son los riesgos de las drogas, parece que el costo beneficio no es tan satisfactorio. El Paso tiene de los índices más bajos de homicidios, cuando Juarez tiene el más o de los más altos a nivel mundial. Terra lo menciona es “el Paraíso y el Infierno”, así es el contraste. Así se vive, así se siente. Contradictoriamente los que ya regresaron no son pocos. Los que como María desean volver son una muestra importante. Aunque no todos somos Juarez, Juarez si es México y es nuestra tierra. Los que han intentado estar allá, saben que el estomago reposa, pero el sentimiento se marchita. Es simple, no nos quieren allá. Por ser distintos, por ser mexicanos, por ser de Juarez. No se encontraron datos precisos que nos indiquen con puntualidad el índice de impunidad de homicidios en la ciudad. La reportera Sandra Ramirez Nieto señala en su libro titulado “La Fabrica del crimen”, “si el delito no se castiga, se propaga”. Asumir una guerra contra el crimen sin tener las herramientas de justicia es torpe por decir lo menos. Aun y asumiendo que los cerca de 10,000 difuntos no fueron asesinados por personas distintas, sabemos sin duda, que se han multiplicado los asesinos que siguen libres y que viven con la claridad de que el delito no tiene castigo. Sabemos un poco de las expresiones de los malhechores que le arrebataron la vida a Don Juan. Un poco más de los que así lo hicieron con Alfredo. No sabemos nada del comandante Refugio y sus amenazas. No sabemos si hay al menos una investigación en proceso. La familia no lo busca ni le interesa. De hecho evade y teme al respecto. Sabemos que el homicidio de Alejandro si se investigaba. Sabemos que al menos por el perfil institucional se atendía la investigación. Lamentablemente también sabemos que quien dirigía la investigación también ha sido ejecutado. Esta cadena no habrá quien quiera seguirla. Si no es la autoridad por su propia obligación de no dejar impune el delito, la familia y la sociedad son incapaces de afrontar los riesgos que esto implica. Podemos precisar que de los casos citados en el presente testimonio, ninguno ha sido resuelto. Así que la estadística tal vez no llegue a los dos dígitos de eficiencia a nivel global. La valentía de hacer las cosas, llega al entender que nada pasa si se asume el acto. Que no hay consecuencias. La valoración de las mismas nos obliga a replantear las decisiones y por supuesto los actos consecuentes de las mismas. Morir se ha vuelto natural aunque en esencia mucho cambia para un circulo de juarenses. Hacer morir es tan natural que lo único que cambia si así ocurre, está en la individualidad de la persona. Su conciencia o no del daño realizado. No hay condena ni castigo. La impunidad no se mide porcentualmente, se sabe, se siente. El asunto de credibilidad en la autoridad dista mucho de ser solo de honestidad o no. De estar involucrados o no. La credibilidad se ha perdido pues no hay la capacidad de investigar y sentenciar a quien comete un delito, obligación por demás básica del ejercicio de la autoridad. María busca en la medida de lo posible no precisar donde esta, evita identificarse de manera oficial, camina sin levantar la mirada, evita el dialogo y aun así, anhela volver. Don Juan, Alfredo y Alejandro, dejaron historias pendientes. La misma noche de su partida. Don Juan quedo derramado sobre la banqueta. Hubo que esperar al servicio médico forense a que recogiera el cuerpo. Como si las balas no hubieran hecho el suficiente daño, prosiguió la autopsia de rutina en cualquier homicidio. Tristemente pero al recoger el cuerpo, su esposa descanso un poco. Fueron horas de contemplar la escena en perfecto estado de impotencia. Ya sin el cuerpo de espectáculo en la vía pública, hubo que limpiar la banqueta. Los restos de Juan seguían ahí. El color rojo escurría por los caminos que abría el chorro de agua. Los vecinos no pudieron, los que intentaron, permanecer ajenos. La esposa de Don Juan tuvo que limpiar las banquetas, tuvo que proseguir con los respectivos procesos fúnebres. Tuvo que seguir su andar. Por las tardes nadie la espera, por las mañanas nadie la apura. Alfredo estaba muy joven y no dejo hijos, al menos conocidos. Su madre no logra superar la perdida. Al igual que la esposa de Don Juan, tuvo que hacer todas las labores de sanidad y limpieza. No ha logrado limpiar todo, no lo logrará. La esposa de Alejandro ha mostrado entereza. Ha sacado adelante a sus dos hijos al día de hoy. La hija de Alejandro ya camina y dice palabras. Dice papa cuando ve la foto de su padre. Le dice papa a uno que otro que la confunde un poco. La esposa estaba en Chihuahua así que solo se entero de cómo murió su esposo por imágenes periodísticas, por relatos de compañeros de trabajo de él. Se presume que fue instantáneo. Se espera que no haya sufrido en una agonía. La madre de Alejandro reposa un poco en la presencia de la nena y su hermano. Su nieta y su hermano. Perdió a su hijo único. Como tal, no hay forma de encontrar espacio y tiempo ante tan dolorosa ausencia. Sin duda son madres que han sido desprendidas de un trozo de corazón. Son madres que no saben de cuentas. Por alguna razón se ha asumido que los homicidios se relacionan en su mayoría con bandas criminales. Se asume que estas, no causan dolor o bien es un dolor justificado o merecido. Solo los ausentes saben qué sabían, qué no sabían, donde estuvieron y con quien. Sus seres amados les creen y confían en que ya están mejor, al menos por momentos. El resto, cuestiona y señala con conjeturas estúpidas y sin sensibilidad para los que se quedan. Algo mínimo esperado en una despedida es decir adiós, ellos, no dijeron ni lo imaginaron. El 100% de homicidios resueltos en El Paso debe de dar cierta tranquilidad de saber porque. De cerrar capítulos. Inevitablemente se quedaran historias truncas. La diferencia en Juarez, es que todo motiva espacios para no entender absolutamente nada. Ante la adversidad es fundamental entender que existe un camino, un origen y un fin. En Juarez los caminos se borran, los fines se pierden, los orígenes siguen ahí, es lo único que queda. Por lo que lo único que resta, es hablar con pleno dejo de tristeza de lo que fue. Alejandro era alto porque hizo mucho ejercicio con su tío, dice su madre. Señal a todas luces opuesta a la prosperidad. Juarez está atrapado en lo que fue. Negando el presente. Deambulando como María, en lugares ajenos y distantes. Extrañando, como la patrona de Juarez, Rosalía, las madres y las esposas. Las perdidas no están del todo entendidas. Menciona el observatorio de Seguridad y Convivencia del Municipio de Juarez, basados en la expectativa de vida de 74 años en la ciudad, que con los homicidios se perdieron el 43% de los años de vida esperada en los hombres. Esto en el ciclo del 1 de Enero al 8 de Octubre del 2009. Recordemos que el clímax de la violencia se da en el 2010. Con los 2091 hombres asesinados se perdieron 88,392 años de vida a través de las personas asesinadas. En nuestra época donde medimos nuestros costos, capacidades productivas, realidades en horas hombre podemos decir que perdimos casi 200 millones de horas hombre. Horas hombre que ya no se utilizan para la manutención de familias, en la atención de hijos, esposas, padres, en el desarrollo de nuestra ciudad. Si acumulamos los años de muerte llegaremos con facilidad a rebasar el billón de horas hombre. Asumir que el costo beneficio será encontrado de manera positiva es por demás infame. El índice de muertes por sobredosis contra la pérdida de horas hombre no muestra una necesidad satisfecha. Por el contrario, será digno de análisis observar como la soledad obligada, está induciendo a los que se quedan a asumir el consumo de antidepresivos y relajantes para sobrellevar el dolor. No es descabellado plantear que la guerra causará adicciones. La nieta de Don Juan deambuló entre sicarios. Hoy tiene dos años. Tiene problemas de sobrepeso. Es una nena obesa a su corta edad. Si nos damos la oportunidad de deambular por su conciencia, de recorrer a su lado sus tactos, sus miradas, sus recuerdos, no dudaríamos en entender que su sobrepeso pueda tener alguna razón correlacionada. No debiera de sorprendernos que el sobrino de Alfredo este trastornado. Ante tal situación no hay muchas opciones. Olvidar a plenitud con un nivel de madurez envidiable, o esperar la oportunidad de que la vida le de la vuelta y llegue el a donde se ejerce el poder de tomar vidas prestadas. La casa de Rosalía en Juarez hoy ya está ocupada. Más allá del ingreso, Rosalía buscaba que la casa no estuviera sola. No lo está, está habitada por una pareja y sus niños. A decir de los vecinos, el no es precisamente un hombre de trabajo. Hoy Rosalía no sabe cómo hacer que dejen la casa. No se trata de que se generen solo vacios. Ojala se tratara solo de eso. Los espacios se llenan y no necesariamente de solidaridad y esperanza. No todos somos Juarez. Lo somos muy pocos. Y los pocos que somos, estamos confundidos. Dos de los hijos de Rosalía aun viven en Juarez. Mejor dicho, vivían. El resto del lado americano. Escuchar de Juarez en Juarez estremece, escuchar de Juarez en cualquier otra parte, establece una distancia que se agradece, se lamenta pero sobre todo aleja. Los hermanos se ven menos como señal natural de la evolución de la familia. Cada quien se ocupa de sus hijos e incluso de los hijos de sus hijos. El caso de Helena es distinto. Ella no se puede ocupar ni de sí misma, su salud se vio comprometida producto de alguna caída pero sobre todo de una enorme soledad. Sus hijos, grandes hijos, de edad y de amor, se han visto distantes de su madre pues su economía nos les permite mucho tiempo libre. Helena vive en una colonia ubicada en lo que es el centro geográfico de Juarez. Sus hijos en la periferia. Las distancias no ayudan. Helena vivió con sus hijos uno a uno. Todos hicieron su mejor intento, sin embargo la necesidad de atenciones médicas los hizo flaquear. Helena termino en una clínica de apoyo. Para Helena todos éramos unos cabrones. Siempre tuvo un carácter fuerte. Tuvo que asumir plena autoridad para llevar su matrimonio pero sobre todo para llevar su divorcio. Trabajó siempre. Hasta donde su salud se lo permitió. Como quien cede ante la enfermedad, se volvió dependiente y triste. Solo le restaban fuerzas para pelear y menospreciar a sus compañeros de espacio y tiempo. Sus hermanos, hijos de Rosalía, la visitaban poco, muy poco, la tarea de visitar a los enfermos es compleja, lo es mas en la ciudad más violenta del mundo. La distancia entre Juarez y el Paso se mide a lo ancho del Rio Bravo. La distancia en tiempo se mide en filas de carros. Horas. La distancia en deseos de cruzar, es mucho muy larga. La salud de Helena vino a menos de manera acelerada. Los hijos, pendientes de los pormenores decidieron organizar una comida en honor de Helena. La cena se celebraría en un Restaurante denominado Pueblito Mexicano, en Ciudad Juarez. No había que atravesar la ciudad para llegar, sin embargo había que pisar tierra juarense. La invitación se hizo circular a través de correos electrónicos. A través del mismo, aparecieron disculpas y señalamientos contra la ciudad que engendro a esa familia. Fue la primera discusión cibernética que se presentaba en la familia. Las conclusiones, fueron simples, no había razones para que los hermano, sobrinos de Helena fueran a Juarez. Así fue. Solo los hijos de Helena, un par de hermanos y muy pocos sobrinos se hicieron presentes. Helena estuvo feliz. En ese restaurante se presentan algunos espectáculos folclóricos. Su hija por el mismo medio agradeció la asistencia. La claridad de que eran dos familias quedo grabada. Una de Estados Unidos, otra de Juarez. A las pocas semanas, Helena falleció. Su enfermedad se hizo por demás crónica. El funeral como era de esperarse fue en Juarez. Los que fueron a su comida, volvieron, los que no pudieron o no quisieron fueron también. La muerte fue la razón para volver. Contrario a lo que ha ocurrido a más de 100,000 personas en las que la muerte los hizo partir, aquí, la muerte los obligo a volver. De los pocos negocios que han prosperado o al menos han tenido un desarrollo son las agencias funerarias. De acuerdo a un publicado de noticieros Univisión, algunas empresas han incrementado su operación en un 1,400%. De acuerdo a los datos el 70% provienen de muertes violentas. “Los meses malos eran de mayo hasta agosto. Pero desde estos tres años de violencia no hemos tenido esos meses malos. Antes teníamos unos dos cuerpos por mes. Y es cuando aprovechábamos para acondicionar las instalaciones. Pero ahora, no paramos. Ahora tenemos de promedio unos 30 velorios por mes, uno por día, todo el año”, dijo el propietario de una de las agencias funerarias y no necesariamente de los más representativos de la ciudad. Se le pregunto al propietario si no era riesgoso, si no había miedo. Si lo hay pero debemos de seguir. En alguna ocasión se recibió una amenazaba si se velaba un cuerpo. La familia no acepto la amenaza, el proceso fúnebre se vivió bajo el terror de que apareciera un convoy de asesinos. Ya había sucedido en otras funerarias. El que menos riesgo corría era el que estaba dentro de la caja. Igual son, otros de los ecos de la guerra. Los ambientes en las funerarias no son gratos en cualquier ciudad. Estar en una agencia funeraria en Juarez es distinto. El miedo a velar a los difuntos existe. Las familias deben de asumir no solo la carga económica y emocional de le perdida, deben asumir también el miedo de estar y verse afectado por propios o extraños. No se sabe a quién están velando en la capilla contigua. Las caras y siluetas lucen siempre sospechosas. Lo son más cuando el difunto es varón de entre 25 y 35 años. Cuando la apariencia de de mexicanos de juarenses. Pasada la hora del homicidio llegaron carros de la policía a hacer preguntas. Para los que pudieron ver la trágica escena, era mejor el silencio que las palabras. Nadie recordaba nada o bien, nadie quería ser parte de los recuentos policiacos. A decir de la familia y vecinos de Alfredo, los que vinieron a ultimarlo son los mismos que volvieron a preguntar. Por supuesto que esta aseveración no cuenta con sustento alguno. Muy probablemente sea equivoca, pero la sensación de los que se quedan es esa. La seguridad no llega cuando aparece la policía. El temor se acentúa y los momentos se estacionan en un estado de incredulidad y terror a los recuerdos. Todas las muertes duelen. No se prepara para ellas. Sin embargo es claro que la muerte de un hijo es distinta. De lo que hay, poco es tuyo. Los hijos lo son. Sin dudas ni menoscabos. Esta la experiencia de los padres, la memoria, la ilusión y el amor a plenitud para validarlo. La percepción de que son los mismos es en muchos de los casos injusta, lamentablemente mas allá de los límites de Juarez y fuera de la escena del crimen la percepción no es muy distinta. De acuerdo a una publicación de El Universal tiene México el peor índice de corrupción en 10 años. De acuerdo al Índice de Percepción de la Corrupción, México ocupo el lugar 89 de un listado de 178 naciones. La calificación en escala del 1 al 10 es de 3.1. Somos deshonestos mas allá de nuestras fronteras, se piensa. Los somos en casa, también se piensa. Regresando a Juarez, señala la crónica que por Juarez entran el 70% de las armas que se utilizan por la delincuencia organizada. Esto sin duda establece el descontrol que existe en los cruces internacionales en ambas partes de la frontera. Es difícil confiar, sobre todo cuando se sabe que la policía volvió a la casa nuevamente. Volvió y algunos de ellos parecen reírse al preguntar. Risas parecidas a las que emitían los asesinos de Alfredo. María involuntariamente termina hablando del deceso de su esposo. Conserva los detalles de una manera que sin duda no es sana. Pero que es sano en ese contexto. Rosalía sigue en El Paso, a decir de algunos se empieza a aclimatar de a poco a la vida en su nueva casa. Lamenta los tiempos perdidos con Helena. Lamenta no haber podido estar más con ella en la salud pero sobre todo en la enfermedad. Algunos piensan que ella está más para que la cuiden que para cuidar, aun así ella se lamenta. Son seis los apartados en los que se concentra el programa todos somos Juarez. Seguridad, Economía, Trabajo, Salud, Educación y Desarrollo Social. Representantes del gobierno dispusieron mesas de trabajo para que miembros de la sociedad fueran los que propusieran y en conjunto se definieran estrategias para resolver la problemática. Cuestionar la iniciativa es lo más sencillo. Se organizaron mesas de trabajo en Hoteles de lujo, salones de eventos para gente con capacidad adquisitiva importante. La invitación por parte del gobierno federal para opinar causó furor en la clase adinerada de Juarez. Ellos, llegaban y tenían su lugar con letreros con sus nombres. Más gente que letreros. Más sillas que letreros. No todos alcanzaban la distinción de lograr una impresión en papel. Al abrirse el dialogo eran luchas de egos. El propósito era entregarle impreso cada quien su proyecto al secretario o bien al presidente. Pocos de los afectados pudieron participar. Los trajes y las corbatas lucían. Aditamentos que Don Juan nunca uso. Que Alfredo no tuvo. Que Alejandro uso un poco más. Los diálogos ocurrieron, las mesas tuvieron todas sus palomitas. Juarez sigue ahí con algunos intentos de cambio, con una incapacidad inasible de atender tanto dolor. En el documento publicado en la página de internet de Todos somos Juarez, se mencionan 12 compromisos en el tema de seguridad. Mismos que tienen su corte más reciente el día 11 de octubre del 2010. De los 12 compromisos 8 mencionan como fecha de implementación permanente. Si son permanentes porque no se reporta nada desde Octubre En menos de cuatro meses se cumplirán dos años del último reporte de avances. Tal vez todo está resuelto. En el tema salud, se documentaron 41 compromisos, ahí por el contrario podemos observar que todo está ya concluido. Se observan esquema de atención a víctimas. El compromiso 40 menciona la incorporación de 10 psicólogos para la atención estatal y municipal. El compromiso 57 menciona la meta de incorporar 272,800 nuevos usuarios al Seguro Popular. Al 28 de junio del 2010 se habían afiliado entre 107,000 y 109,000 y con esto se dio por concluido el compromiso. Con menos de la mitad lo dieron por terminado. Asumamos mejor que es solo falta de actualización de la página, volteemos alrededor y veamos que los avances están. Nunca en la proporción de los daños. Vidas ambulantes, huérfanos, pensiones y abandonos son algunas de las consecuencias de la guerra. Estas, trascenderán por lo menos una generación. Podemos asumir que los costos de la guerra los pagaremos al menos 50 años más. Claro está, unos en mucho mayor medida que otros. Cuando la patrona de Juarez, decidió dejar Ciudad Juarez, tuvo que hablar con María. Una relación de años se iba a truncar. Más allá del apoyo y la paga, había una relación afectiva. Como gratitud por los años de trabajo, se le dio a María un monto en lo que encontraba otra patrona. Con la mudanza algunos muebles, accesorios y ropas cambiarían de dueño. No iban a ser incluidos en la mudanza a Chihuahua, pero seguían siendo útiles. María, le pidió a su esposo, Don Juan, la recogiera. Don Juan había cambiado su troquita por una un poco más nueva. No era cuestión de egos, hacia pocas semanas la que tenía se había yonkeado como se dice en Juarez. Era un hombre tímido. Apenas si saludaba. Algunas veces venía acompañado de su hijo, Lorenzo. Las más eran él y María. Cuesta mucho trabajo entender que tuviera un esquema de ingresos distinto. Fue gratificante y claro para la patrona de Juarez como el agradecimiento para María se convirtió en una troquita. Se les veía feliz cuando después de cargar el vehículo de algunas cosas emprendieron su marcha, juntos. Fue la última vez que la patrona los vio así. Estaban felices con sus cosas y medio de transporte. Ambos sonrieron al despedirse. Dentro de lo triste que son las despedidas, esta fue un poco menos al ser contagiados todos de un momento alegre. María ocasionalmente hablaba de los reniegos de su esposo. Las más de las veces lo justificaban por la diabetes que tenía Don Juan. Cuando Don Juan estuvo preso, la patrona de Juarez le ofreció a María apoyo para salir adelante. María, acepto un préstamo de 10,000 pesos no sin antes asegurar que cada peso seria pagado. La patrona había decidido apoyar a María indistintamente de la paga. Contradictorio a lo que se pudiera pensar, una vez que liberaron a Don Juan, al cabo de unas semanas, María regreso el dinero a la patrona de manera íntegra. Algunas veces María hablaba del deseo de cambiarse de casa. Incluso en alguna ocasión menciono que de alguna empresa desarrolladora le estaban hablando al esposo porque ya había acumulado los puntos para adquirir una casa nueva. De hecho las fueron a ver, sin embargo los lugares les parecían distantes de las casas donde laboraba María, de las obras donde acudía Don Juan, pero sobre todo, de las casas de algunos de sus hijos. Ya habían vivido el incidente de los asaltantes en casa. Por lo que el cambio sonaba bien para cambiar de vecinos y de aires. Por alguna razón que solo María y Don Juan conocen, decidieron permanecer en la misma casa. La distancia entre ellos y con sus hijos se haría mucho más grande. Alfredo pocas veces acompaño a Don Juan a la obra. Los más de sus hijos no le siguieron los pasos. Se dedicaron a cosas distintas. Alfredo buscaba ser distinto a su padre, de hecho termino siguiendo más a su hermano con el sueño americano que a Don Juan en la obra. El día que asesinaron a Alfredo, Don Juan estaba en la casa. Junto a María. Resulta imposible imaginar el dolor de Don Juan. En su propia casa le arrebataron a su hijo. Esto en presencia de su mujer. La autoridad que todo hombre anhela lograr en su hogar, se vio lastimada profundamente. Don Juan padeció mucho más de su diabetes. María hablaba de lo mal que se había puesto. Le había dado por tomar un poco más, lo cual le complicaba mucho más su salud. A los ojos de los que le rodeaban, pereciera que se rindiera. Resulta comprensible pensar que Don Juan haya guardado algo más que silencio. Pudo haber guardado deseos de venganza. El crimen de Alfredo quedó en la única explicación que se dio en muchos más, ajustes de cuentas del narco. Solo Don Juan sabe que hizo además de sufrir. María seguía trabajando. Por momentos lloraba en la casa de la patrona. Solo la paz que podía ofrecer el supremo, establecía cierta empatía entre María y la Patrona. María había perdido a su hijo y en vida estaba perdiendo a su marido. Siempre trabajo igual. Nunca un desvarío, inasistencia o impuntualidad de María. El miedo estaba con ella, por sus otros hijos. Solo María sabe cuánto lloro en su casa, en su espacio que estaba ya manchado de sangre. Con la ausencia de Alfredo, como los gritos del nieto. Con el silencio de Don Juan. Con los murmullos de los vecinos. Con las preguntas de la policía. Con las noticias y sus interpretaciones. La noche del sábado que murió Don Juan, nadie estaba dormido. Apenas asomaban las 10 de la noche. Desde la muerte de Alfredo ya no se dormía igual. Los ruidos eran distintos. Para sorpresa de todos, la circunstancia volvía a ser vivida. En la misma casa, En la misma ciudad. En esta ocasión entraron preguntando por Don Juan. María tenia clara conciencia de lo que podía pasar. Tristemente ya tenía experiencia. En el clímax del dolor, lo poco que da alivio es saber, que lo que sigue no puede ser peor. Para María no fue así. El día se volvía a repetir, los gritos y las burlas volvieron a aparecer. La muerte volvía a entrar sin avisar a su casa. Su familia con ella viviendo un dolor muy similar al ya vivido. ¿Cómo era posible que volviera a pasar en la misma casa? Don Juan sabía que iba a morir. En silencio como en la muerte de Alfredo, afrontó sus últimos momentos a lado de María. El Hijo menor de María estaba con ella. Con él su esposa e hija. La nieta de María y Don Juan. María carga con la pérdida de su hijo y su esposo. De manera muy similar aunque con voces y momentos distintos. Es una carga que ha tratado de apartar de su equipaje sin embargo florece en cada charla. En cada desahogo. De los 10 psicólogos que contrato el gobierno estatal dentro de la estrategia Todos Somos Juarez, ninguno llamó. Tal vez debiera María haber llamado al 01 800 que se abrió para dar servicio en estos casos. El psicólogo hubiera tenido oportunidad de tomar al menos cuatro casos simultáneos. El apoyo para el sobrino de Alfredo, para el hijo de Don Juan, para la nieta de Don Juan, para la madre y esposa de Alfredo y Don Juan respectivamente. Para María. Rosalía vive en el Paso. Lejos de su casa. Lejos de sus vecinos de toda la vida. Contradictoriamente no más cerca de sus hijos. María, de la mano de unos cuantos miembros de su familia, busca casa de renta, busca trabajo, busca como sustentar sus gastos, buscó como ocupar su tiempo. La patrona desde Chihuahua, busca como apoyar a María. Cuando se habla de un número de homicidios a cada 100,000, como se contabilizan estas historias. Como se contraponen con los avances contra la criminalidad. Las horas hombre perdidas por Alfredo y Don Juan, no le alcanzan a María para justificar la guerra. Los días se alargan. El dinero escasea. El amor por Juarez, contrario a cualquier razonamiento lógico, sigue ahí. Es realmente la tierra de María. La tierra de su familia. El deambular por otros lugares, te hace sentir que estas de visita, que ser de Juárez no es lo más grato, que ser de Juarez te convierte en víctima o victimario. En Chihuahua María no sabe que rutas o camiones tomar. No llega a las 6:30 como lo hacía en Juarez. Acá tiene que tomar dos o tres camiones. Perderse por un tiempo y si, llegar. Por las tardes, distinto a lo que hace cualquier trabajador, María no quiere regresar a casa. A pesar de no estar sola, seguramente encuentra un vacio. Sigue trabajando y platica en cuanto alguien le da un motivo. No carga identificaciones, carga muchos recuerdos, voces sin salir. Voces sin sonido. Un mini refrigerador, un colchón, cobijas y muchas maletas. La herencia de Don Juan carga con todo. La troquita con placas fonterizas. Los juarenses perdieron algo más que patrimonio. Perdieron su tierra. Ciertamente no podemos generalizar. No son todos los afectados. Entender los conflictos de medio oriente siempre fue complicado. Musulmanes y judíos peleando por una tierra en específico suena absurdo. Los judíos no solo tienen esa tierra. Han conquistado superficies equivalentes al menos decenas de veces lo que hoy es Israel. Los musulmanes por otro lado, tienen tierra en exceso en todos sus países. Contrario a los asiáticos donde Japón, Singapur y otros mas, deben crecer y desarrollarse en sentido vertical. Una guerra que ha durado más de una vida. Deambular por Juarez evoca por momentos a preguntarse cómo no vendió Santana un poco más para acá del rio Bravo. Al menos librando el desierto de Samalayuca. El paisaje en su mayoría es árido. Con calores cercanos a los 50 grados centígrados y fríos que alcanzan hasta los menos 20 grados centígrados. Esta extremosidad, provoca que muy pocas plantas deseen quedarse en Juarez. Las más deciden morir. Algunos arbustos como la yuca y el sotol permanecen. Los moros, álamos y olmos abundan en las áreas de acequias. Acequias que cada vez se usan menos. Se cuenta que en algún momento fue de las ciudades líderes en la producción de algodón. La calidad de este, fue digna de exportación. Hoy, las tierras se cultivan para evitar pagos prediales onerosos. Los carros son de todo el mundo. No necesariamente por ser una ciudad elite. Vehículos de todo el mundo deambulan por las calles de la ciudad. Juarez al ser frontera tiene la posibilidad de importar vehículos de modelos de cierta antigüedad hacia atrás. No se puede competir con los carros nuevos, sin embargo en el mercado de carros usados el abarrote es extenso. De acuerdo a la jornada al menos 50,000 vehículos ilegales circulan por la ciudad, según declaraciones del Secretario de Seguridad Publica, Genaro Garcia Luna. Es muy probable que sean menos ya que esta declaración se expuso el pasado mes de marzo del 2010. Carros asiáticos, europeos y americanos circulan diariamente. Con el plan de regularización que emprendió el gobierno federal en coordinación con los otros niveles de autoridad, propició mas extorsiones. Se asume que cada mes cruzan al menos 1.2 millones de vehículos de Estados Unidos a México por Ciudad Juarez. Al menos el 60% son vehículos extranjeros. De estos según el Banco del Ejército permanecen de manera definitiva el 25%. Claro está que no todos estos vehículos permanecen en Juarez. Una circunstancia no tan distinta sucede con la población. Juarez se convirtió en un vertedero del departamento de migración de los Estados Unidos. Aquí regresaban a los migrantes una vez que habían sido deportados. Los más emprendían el regreso a sus ciudades o pueblos de origen. Los menos pero no irrelevantes, se quedaron a vivir en la ciudad. No todos resistían las inclemencias del tiempo. La gran oferta de trabajo hizo que se consolidara una población heterogénea de México dentro de Ciudad Juarez. Juarez se convirtió en un embudo. Se quedaron algunos de los que no pudieron cruzar de mojados, otros que llegaron después de truncar el sueño americano. Rosalía es de los casos que logro cruzar y obtener permiso para residir en los Estados Unidos. En sus años mozos, Rosalía y familia participaban en las pizcas que se daban en las tierras que se encuentran entre El Paso y las Cruces. Todos sus hijos menores de edad obtuvieron residencia. Hoy algunos de ellos tienen ya la ciudadanía al igual que sus hijos, nietos de Rosalía. Helena, era la mayor, no obtuvo la ciudadanía y a decir de los hermanos, no le interesó En la escasa mezcla de vegetación, amplia de carros y gente, la vida en Juarez daba señales de prosperidad antes de la guerra. Había cierta opulencia si se le puede citar así, en todos los niveles económicos. Hoy María luce mucho más precavida en sus gastos, en lo que gasta al hacer las labores de limpieza. Es triste celebrar que, gasta menos cloralex y agua que antes. Como ciudad frontera siempre se le atribuyó un escenario de libertad e incluso de libertinaje. La calle nombrada como la ciudad, alojó por mucho tiempo las ansias desenfrenadas de los gringos. Cruzaban caminando por el Puente Santa Fe y regresaban a rastras a su ciudad. Su país. Los que vivíamos en Juarez sabíamos que ese submundo de la Avenida Juarez, donde podemos encontrar aun el Noa Noa, no era lo que Juarez ofrecía como mejor atributo. La más de la gente no era de origen local. Esto implicó por muchos años que los lazos de vecindad se volvieran fraternos casi como familia. Las poses sociales era difícil encontrarlas. Los ricos ricos, vivían en El Paso o más allá. Sus hijos estudiaban allá. Los restaurantes alojaban todo tipo de atuendos. Los pochos que venían en sus trocas de lujo a mostrar lo que el sueño americano ofrece. En ningún lugar en Estados Unidos los tratarían igual. Mismos que se hacían acompañar de sus familias completas. Así, restaurantes no tan económicos se veían repletos de familias de todas las edades, de todas las estampas, de todas las clases. Si no querías esto, había que comer en El Paso, o bien en las Cruces para estar más seguros de no encontrar pelusa por doquier. Juarez era incluyente. Era, pues con la guerra los miedos aparecieron. Las estampas importaban lo suficiente para que no te dejaran entrar o bien te sirvieran lo más pronto posible para que te retiraras igual. El miedo a los de tu misma especie apareció y llegó para quedarse. Dentro de los muchas y sabias opiniones de porque Juarez vivía y vive la situación de violencia, siempre se hablo de la descomposición del tejido social. De lo tolerante que fue la ciudadanía con el creciente enriquecimiento ilícito que vivían muchos de sus habitantes. Habrá que conceder un espacio para el análisis y la reflexión. Habrá que conceder que la opulencia es cómoda y no siempre se cuestiona su origen. Don Juan no tenía enriquecimiento ilícito. Tampoco licito. Su hijo menos. María, hoy busca una casa de renta de 1,500 pesos al mes. En realidad puede pagar solo 1,200 pesos. Trabajaban día a día sin enfermedades que solo se presentan los lunes. No había cólicos los lunes. No iban a echar gasolina a El Paso para ahorrar. Viajaban en rutera cuando se podía. Cuando la patrona de Juarez les obsequiaba algo que había sustituido en la casa o bien, algún presente sin motivo, la cara de felicidad era evidente en María, en Don Juan. Sus rostros se encendían sin duda de alegría y agradecimiento. La ropa, María la lucia y la presumía a la ocasión siguiente que la había recibido. Esta familia sufrió el arrebato de dos de sus miembros. Y no, no fue por enriquecimiento ilícito. De eso estoy plenamente seguro. Cuando María decidió dejar la ciudad, hubo que arreglar varios papeles. De inicio su nombre estaba mal escrito en su acta de nacimiento. No así en su acta de matrimonio. Por consecuencia María no era María al 100%. Sabía que el difunto era Don Juan, que Don Juan era su esposo, y que su esposo era el padre de sus hijos. Pero ante la autoridad, María estaba medio borrosa. Al cabo de unas semanas, logró acomodar su nombre, sus actas, solo quedo inconforme con su fecha de nacimiento. Más de 50 años festejando su cumpleaños un determinado día del año, en lo sucesivo o se olvidaba de su acta, o cambiaba el día del festejo. María, su hijo, su nuera y sus nietas, emprendieron el camino lejos. Lo más lejos. Una opción era regresar a la tierra de María. Otra, analizar el recorrido. La troquita de Don Jose llena de maletas y recuerdos. En el trayecto los pararon los federales. Muy probablemente una troquita llena de maletas era sospechosa de transportar sustancias ilícitas. Les pidieron identificaciones. Con ellas asumieron el apellido de la familia. Habían pasado semanas del deceso de Don Juan. A poco son ustedes familiares del difunto preguntaron. Reconocer a alguien que se muere en Juarez es muy complicado. Son muchos los que se mueren. El hijo de María no supo responder si realmente se referían a su padre. Empezaron a hacer bromas los federales. Con sus caras cubiertas con pasamontañas y sus armas largas empezaron a revisar los bultos. Platicaban entre ellos y se reían. Luego volvieron a preguntar por Don Juan. Su apellido no es precisamente muy distinto al de mucha gente. Las burlas y risas al revisar maletas, se quedaron como marcas de despedida. Así emprendieron su viaje hacia el sur. Pasaron por el umbral del milenio no sin antes observar tantos yonkes que enmarcan el acceso de Ciudad Juarez. La casa de María se quedo en Juarez. Ocasionalmente la hija mayor va y le da una vuelta. Observa que no haya vandalismos. Prende las luces ocasionalmente para que no se respire tanta soledad y se invite con esto al vandalismo. Algunos de sus hijos siguen viviendo en Juarez. El que vivía en Colorado allá sigue. Una familia se separó al menos en este tiempo y espacio. No era un problema de tejido social, estaban más que unidos. Trabajaban para comer y comían bien. Alejandro vivía las carencias de todo recién casado. Como muchos, hubo que convencer a la fuente crediticia para otorgar el préstamo. La mujer ilusionada con la casa nueva, pensaba en algunas compras. Mismas que fueron de apoco como quien trabaja por lograr sus cosas. La cocina venia incluida. Los acabados también. Decidieron poner calentón y no calefacción. Hubo que hacer la preparación ya que no había línea de gas al interior de la casa salvo la propia de la estufa. Contaban con su buena televisión. Pantalla plana. Alguna vez se le cuestiono si no implicaba algún riesgo su trabajo. De inmediato dijo que no. El no era agente ministerial. Su trabajo era de oficina y en realidad el no participaba de las detenciones ni operativos. Sin embargo si reiteraba que alguien debía hacer el trabajo. Su esposa se enteraba de primera mano de algunos sonados casos de liberaciones o secuestros frustrados. La sola plática estremecía a algunos. No así a Alejandro. El disfrutaba de los que habían sido liberados. También de las caras de los delincuentes cuando eran capturados. Los grandes lobos lloraban al saberse capturados decía. Respetaba a sus compañeros. Igual a la autoridad que lo lideraba. Hablaba del compromiso y riesgo que algunos si tenían y corrían. Por algún momento convenció a todos que lo que hacía no solo era importante sino también implicaba riesgos controlados. Siempre estuvo claro que en cuanto su vida se viera amenazada el cambiaba de trabajo. Como abogado no le faltarían oportunidades de emplearse. De hecho tenía el anhelo de regresarse a vivir su sueño a Chihuahua con su esposa, hija e hijo adherido. La familia esperaba que lo pudieran trasladar a Chihuahua. Alejandro así lo pidió y no se le negó. No se le concedió, pero ante la posibilidad la familia confiaba y esperaba. El único traslado que ofreció la procuraduría del Estado fue el de su cuerpo. Algunos sociólogos han explicado que parte de la problemática de la ciudad está en el efecto de la maquiladora. Al proveer de fuentes de trabajo a tantas mujeres de a golpe y porrazo, se ocasionó demasiada ausencia de las matriarcas en los hogares. Esto implicó la proliferación de hijos sin madres de tiempo completo. Con esto, las implicaciones o consecuencias que esto propició. Paralelo a este efecto, se encontró la inseguridad del varón juarense de saber y ver que su esposa trabajaba en turnos nocturnos. Entrando a las cuatro de la tarde y saliendo a las doce de la noche o bien, entrando a las doce de la noche para salir al amanecer. Para el varón, no contar con su mujer en la cama, produjo muchos temores y frustraciones que se canalizaron en violencia. Al menos así se explica. El caso de Helena fue totalmente distinto. Podemos citar que si hoy sus hijos cuentan sus propias historias no fue por otra razón que por el trabajo de su madre. Toda la vida trabajo en una maquiladora. De operadora a supervisora. Para ella en sus tiempos de operadora las supervisoras eran poca cosa. En sus tiempos de supervisora lo fueron igual las gerencias. Decidió no tolerar las ausencias e infidelidades de su esposo. Decidió que ella podía sacar adelante a sus hijos. No fue fácil. Su hija mayor, muchas de las veces era una segunda madre. Cocinaba, apoyaba a sus hermanos menores. Apoyaba a Helena misma con la comida. La maquiladora fue el espacio de desarrollo y sustento para Helena por una vida. Difícilmente otro tipo de empresa le hubiera dado esa posibilidad. Tuvo su casa, tuvo su carro, tuvo su tiempo y espacio. Pocas veces pidió prestado. No prestaba. Se divirtió. Sus hijos estuvieron con ella hasta el último momento. No se puede decir que tuvo todo el apoyo, pues su pareja llego, solo, hasta el sepelio. De acuerdo al índice Global de la Paz, elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz, hemos retrocedido de manera acelerada con respecto a otros países. Del lugar 79 siendo el 1 el más pacífico, en el 2010 llegamos a ser el país 107 de un total de 149 naciones. El último lugar lo ocupa Irak. Dice el gobierno que el mayor porcentaje de los crímenes ocurre en un porcentaje mínimo de municipios. Es decir que Juarez además de cargar con su realidad que es compleja, es relegado de los cálculos para no generar distorsiones estadísticas. Como escucha un ciudadano juarense que no todo México esta jodido, que son solo unas partes y que Juarez es un caso aparte. Como entiende María que lo que a ella le pasó es algo extraordinario, propio de un mundo símil a cualquier escenario de guerra. De hecho si se como lo entiende, escucha de las propuestas de los partidos políticos y dice, quien les va a creer si son todos unos marranos. Cerdos. A pesar de que sabe que son unos cerdos, o asume que lo son, eso no se totaliza en un rechazo a México, en un rechazo a Juarez. Si tenemos que describir hoy en día la estampa y figura de María, hablaremos de una imagen fuerte. Morena. Seria pero con brillo en los ojos. Capaz de sonreír si la ocasión lo amerita. Capaz de hacer vibrar su estomago cuando las carcajadas son guardadas. Analiza y opina, no se retrae del todo. Se maquilla un poco más que antes. Ciertamente tiene hoy más tiempo para ella. La mama de Alejandro no contraviene al gobierno. De hecho al igual que su hijo, obtiene sus ingresos de alguna de las instituciones del mismo. Acude a los actos de campaña, así se le exige, así se le invita al mismo tiempo. Sonríe más. Para ella es más claro que su hijo murió cumpliendo su deber. Del lado de los buenos. Se despidió pronto, pero bien, formó su familia, fue persistente y fue capaz de hacer feliz a su mujer el tiempo que compartió en vida con ella. Dejo un legado, una hija y algunas esperanzas de que esto puede y debe de cambiar. Aun y con estos ecos, Juarez cuenta con más de 1.3 millones de habitantes. Poco menos del 40% del total de la población en el Estado. De acuerdo al INEGI, fallecieron 10,143 personas, un mismo porcentaje del número de decesos en el Estado que la población. Cuenta con 15 bibliotecas de acuerdo a la misma fuente. En el Estado se cuenta con 159, es decir, a pesar de representar casi el 40% de la población, solo el 10% de las bibliotecas están en Juarez. Pudiéramos asumir que la falta de bibliotecas se debe la falta de uso de las mismas, sin embargo el número de consultas realizadas en el 2009 es de 405,811, contra 1,143,141 en el Estado. Es decir más del 35% de las consultas realizadas se hicieron en Juarez a pesar de las limitaciones en cuanto a espacios propios. Sigue siendo una ciudad donde nace más gente que la que muere. En una proporción de 2.63. Es decir, sin duda hay más noticias buenas que malas. El 24.8% de los hogares son encabezados por la mujer. Al menos para efectos de censo. Habrá que añadir los casos no confesos o contabilizados que no deben de guardar una cantidad muy distinta a la conocida. Los conflictos de trabajo guardan una proporción al porcentaje de población con respecto al estado. No hubo huelgas en Juarez en el 2010 y no recuerdo en base a mi propia memoria alguna. Estos antecedentes y datos públicos en la página del INEGI, de poco le sirvieron a Lorenzo el hijo de María en Querétaro. Al mostrar su credencial de elector se le cerraban las puertas. La mala imagen de la ciudad y lo poco usual de un efecto migratorio de la gente de Juarez provoco que no se le dieran oportunidades. Ante tal situación, empezó a cortar zacates o pastos como sea mejor entendido. La desintegración familiar se puede señalar como ya dijimos. El índice de divorcios en Juarez es del 35.69%, porcentaje menor al de la representación poblacional estatal. Las parejas no se divorcian más en Juarez que en el resto del Estado. A juzgar por lo vivido, no es una ciudad desintegrada familiarmente. La ciudad sigue encendida. Los usuarios de energía eléctrica representan el 37.12% del Estado. Una proporción ligeramente menor a la representación poblacional en el Estado. Los números no muestran en la población un sesgo que propicie explicaciones más claras. No dan para entender porque se tuvo que ir Don Juan. La ubicación geográfica como punto ombligo de una red de distribución a Estados Unidos ha sido otra de las explicaciones. Poco más de 1,000 kilómetros ya sea a San Diego California o a La Isla del Padre en Texas. Ciertamente nos ponen en ese lugar cercano desde aquí para allá o aculla. El muro divisorio entre ambos países exhibe que el cruce de drogas no se hace caminando. Se hace en vehículo. Los cruces vehiculares son controlados con filas de más de una hora en cualquiera de los cuatro o cinco cruces que resultan cercanos para la ciudad. El Rio Bravo que ya no es tan Bravo, imposibilita algún intento de cruce sin punto de control. La proporción del negocio y la materia que se introduce a Estados Unidos hace impensable que toda cruce sin ser vista. Nos queda sin posibilidades de afirmar, entender que el porcentaje de droga que cruza hacia el Paso no es de manera clandestina. Si somos la ciudad más violenta del mundo y geográficamente somos tan especiales, no puede pensarse en tanta miopía de ambas partes de la frontera. Regresemos a las 18 muertes por sobredosis en la vecina ciudad de El Paso. Es necesario entender que la droga no solo cruza, sino que atraviesa los Estados Unidos sin escalas. No se estaciona en el Paso ni en algún lugar cercano como las Cruces Nuevo México. El panorama luce como el que quiere exterminar la plaga de palomas de su parque exterminando unas cuantas por la tarde y alimentándolas sin reservas por las mañanas. Absurdo. Lorenzo busca trabajo en Chihuahua para solventar los gastos de su familia, para apoyar a María. La troquita de Don Juan, poco ayuda. Trae placas fronterizas. Aplicó en una maquiladora donde le objetaron problemas de la vista. Ojala y sean lo suficientes para permitir que haya visto menos del que reventó en su rostro el día de la muerte de Don Juan. Con esfuerzos fue y compro unos lentes. Ya con ellos fue a obtener lo que no se le concedía y que más tarde no se le concedió. Lorenzo sigue sin trabajo, con su hija y esposa al hombro, pero ya con lentes. A Lorenzo se le exigía ver más. Cosa contraria que sucedió con los habitantes de Juarez. Lo preferible era no ver, no escuchar, no estar. Desafortunadamente no era del todo viable. Muchos de los homicidios sucedían a la luz del día. En lugares concurridos. En horarios diurnos. Eran estos momentos breves. Los testigos trataban de no serlo. La rapidez con que actuaban y aun lo hacen los homicidas, deja poco espacio para la acción o bien la reacción ciudadana. Uno, dos o varios hombres en determinado momento bajaban de sus carros, caminaban hacia algún vehículo y descargaban sus armas. Ver y tocar la muerte es un proceso que normalmente llega cuando la generación que nos antecede envejeció lo suficiente para vernos madurar y entregar la estafeta. La patrona de Juarez sufrió algo así. Cerca del mediodía y a las afueras de un centro comercial, presenció la ejecución de alguien que para su fortuna, nunca tuvo rostro. El homicida, a pesar de mostrarse para ella solo de perfil, no lo tuvo pues ella asegura que solo vio los destellos de las balas hacia un punto en específico invisible para ella. Su reacción, como la cualquier persona, fue conducir en sentido contrario al suceso aunque eso representara romper las reglas de transito. Una de sus crías venia con ella en la parte posterior del asiento. Como madre, pedía que se agachara, la criatura estiraba el cuello para ver lo que sucedía con esos estallidos. La patrona de Juarez no soporta películas con sonido de armas. Es volver a vivir el momento. Alguien había sido ejecutado en ese lugar, en ese momento. Así lo confirmaban las noticias escritas y de radio. Para ella es incomprensible el dolor de María. Para ella es incomprensible el dolor de la esposa de Alejandro. Son más que amigas. A las doce de la noche sonó el teléfono de la casa de la patrona de Juarez. Algo extraordinario en una casa de familia. De manera inconsciente contestó el esposo. Me lo mataron dijo ella. Me lo mataron. Habían pasado solo un par de horas de la muerte de Alejandro. Entre el despertar y la noticia, todo era borroso. Todo era frágil. Las piernas flaqueaban, el estomago estaba revolucionado. Era la graduación del miedo. La esposa de Alejandro lloraba y lloraba. La noche fue muy larga, era imposible conciliar el sueño. Había que esperar a que amaneciera. Había que esperar para apoyar. Había un dejo de esperanza de que la noticia fuera falsa. La posibilidad de que el difunto fuera otro, que la esposa y huérfana, fueran otras. No fue así, la muerte de Alejandro estaba más que confirmada. Había que regresar a Chihuahua para estar con la esposa. Había que estar con ella en los procesos funerales. Había que estar con ella al menos un tiempo. Así, la patrona decidió dejar Ciudad Juarez y regresar a Chihuahua, no por escapar de nadie. Por estar con alguien. Cuando la patrona hablaba de su regreso a Chihuahua, siempre recibió apoyo y entendimiento de las razones de volver. Es que Juarez está muy feo. Es que es imposible vivir allá. Ella, contrario a lo que era más cómodo decía, pues sabes que yo viví muy feliz allá. Es una ciudad que aunque fea en algunos aspectos, te abraza y da todo para estar bien. La convivencia con vecinos, padres de compañeros de escuela, compañeros de trabajo es única. Hizo amigos. Muchos ya no están en Juarez, por prosperidad, por seguridad, por necesidad. Muchos aun están allá y sin duda, dignifican lo que significa ser juarense. Tal es el caso de un par de amigos extranjeros de la patrona de Juarez. Ellos viajaron por varias partes del mundo. Mejores lugares que Juarez sin duda. El trabajo lo trajo a el aquí y el trabajo lo dejo aquí. El es reubicado a Juarez antes de la crisis de seguridad. Ya inmersos en la misma, el recibe la oportunidad en otra empresa. Emprende la aventura y termina como tal. Lo liquidan un tiempo después. Todo parecía que volverían a su tierra. Los tiempos en Juarez eran todo menos prometedores. Sin embargo lo que ningún país les ofreció aquí se les concedió. Descendencia. Crías de origen mexicano habían llegado a su vida. Son ya una familia mexicana, con todo el derecho de regresar. Con la convicción de conservar lo que solo Juarez les ofreció. Se dice que más de 12,000 extranjeros de 40 países distintos viven en Juarez. Salvo el interés académico y sociológico de entender el acontecer de la ciudad, suena extraño entender que de tantos países en el mundo, alguien seleccione vivir en Juarez. Sucede y para los que han vivido ahí, saben, que no lo es tanto. La casa de Rosalía se está destruyendo. Aun se resiste a olvidarla. No debe valer más de 50,000 pesos. Descontando lo que debe de agua no debe de valer más 42,000 pesos. Sigue valiendo muchos cumpleaños de hijos, nietos. Sigue valiendo más de 30 navidades con tamales y ocasionalmente pavo. Sigue valiendo muchas vacaciones de semana santa. Con chacales, capirotada, torrejas y tortas de camarón. Sigue valiendo numerosos sábados de cartas en familia. Donde se jugaba de a casi nada. Y ese casi nada al final se repartía. Vale muchos desayunos con café y pan dulce. Vale las cucharadas de tortilla con frijoles dobladas en una cuarta parte y masticadas en una sola mordida. Vale tardes donde les quitaba los piojos a los hijos. Vale un sin número de risas y sonrisas, carcajadas hasta perder el control de los lagrimales y las vías urinarias. Vale más de lo que cuesta. Rosalía aun regresa los sábados, a comprar sus números. Rosalía vive en El Paso, tiene su residencia, no habla inglés y es de Juarez. Sus hijos lo son también, aunque si hablen inglés, aunque algunos prefieran olvidarlo. Las tardes de viento en la ciudad, son propias de un desierto. El polvo deambula por todos lados, Es inevitable permanecer ajeno. El cielo se torna gris. La arena del desierto de los médanos, flota por el aire y llega en caravana. No son remolinos paralelos o distantes. Tienen ráfagas de más de 140 kms por hora. Las hojas vuelan, los papeles hacen lo propio. La basura se hace notar. Se junta y se ve más. Los carros se ensucian. Los anuncios mal puestos se azotan. Ocasionalmente lastiman autos o inmuebles. Las menos a personas. Pintan un paisaje que solo un optimismo desbordado disfruta. Lo importante no perece. Lo querido se limpia. Los ojos quedan llorosos, con un poco de agua te sacudes el polvo y vuelves a ver. Después de la tormenta de tierra el cielo se limpia. Al final sabemos que el polvo se fue, pasó la tormenta. Nos hizo lo que el viento a Juarez. Parece que el origen de esta frase viene de las contrariedades que afronto Benito Juarez saliendo bien librado de ellas. Hoy tenemos las leyes de Reforma gracias a la resistencia. La ciudad esta en medio de la tormenta, para algunos ya de salida, para otros solo es el ojo del huracán. La destrucción es evidente. No solo los comercios abandonados, los edificios descuidados para evitar el cobro de derechos de piso o extorsiones. Las personas están sacudidas. Están heridas. Hay escenas de sangre en muchos cruceros. En muchas casas como la de María. La basura esta junta, como tal luce más abundante y fea. Habrá que recogerla. Desecharla. Habrá que limpiarse los ojos y volver a ver hacia el frente. Olvidarse de promesas de dadivas y empezar a recoger lo que tiro algo que nosotros no podíamos controlar. Hacerlo con la claridad que el que está a nuestro lado puede estar mucho más herido y lastimado que nosotros. Que muy probablemente espera nuestras disculpas aunque no entendamos del todo porque. Que pudo haber sufrido lo inimaginable. La posibilidad existe de manera plena en al menos 1 de cada 10 personas con las que establecemos cualquier comunicación. Que tenemos que ser altamente tolerantes a los desequilibrios emocionales. No va a volver a ser como antes. Lo será solo si alguien es capaz de borrar historias que están tatuadas en las memorias. La solemnidad llego para quedarse. María espera un dejo de justicia. Lorenzo espera un poco, aunque sea poco de equidad. Trabajo. La nieta de Don Juan espera que su abuelo sea bien recordado. El sobrino de Alfredo espera no volver a cruzarse con los asesinos. Al menos eso espero. La mama de Alejandro espera ver crecer a su nieta. La esposa de Alejandro no puede olvidar eso, aunque merece sin duda volver a empezar su vida. El hijo de María merece un trabajo y bienestar para su familia. Merece tener siempre pañales para su nena. María merece su casa. En Juarez o en otro lado. Juarez merece que sus difuntos sean tratados con respeto, aun como criminales o como posibles. Todos merecen guardar el mejor recuerdo. Esto implicara para los que sufrieron una perdida mayor tolerancia a la estupidez del entorno. Lo torpe que es el gobierno para llevar las cuentas. El gobierno merece oportunidad de sacar esto adelante apoyado realmente por la sociedad. La criatura de Alejandro merece que cuando entienda claramente la explicación de su madre, pueda decir, sé porque murió mi padre y sé que valió la pena. Merece el apoyo económico de un hijo de alguien que dio la vida por la patria, por su respeto y orgullo. Merece recordar con orgullo a Alejandro. Rosalía merece volver cuando le plazca. Seguir comprando sus números hasta que se canse de perder, o bien, ya no le alcancen las fuerzas para arriesgar. Rosalía entregó su vida en ser una madre de tiempo completo, merece ser mujer a sus pocos menos de 80 años, con tiempo de ella para ella. María merece la posibilidad de regresar a su casa, ver a sus hijos y disfrutar a sus nietos sin miedos. Con la convicción que los malos tiempos pasaron, que dejaron marcas profundas pero que su descendencia estará mejor. Más seguros, más prósperos. Saber que las puertas de su casa se abren solo cuando así se dispone. María merece saber que esta estúpida guerra le hizo a su historia lo que el viento le hace a Juarez. María merece dejar de tomar antidepresivos y dormir hasta cansarse. Merece que Don Juan la aguarde y que Alfredo, la espere en su tiempo con los brazos abiertos, sabiendo que su hijo estará en el cielo mas allá de los juicios en este mundo. Merece volver a ver a sus hijos juntos alrededor de su mesa. Merece el respeto que a través de una vida de trabajo se ha ganado. Lamentable es, pero no termina en rosa. Aun y cuando la esperanza es latente. La posibilidad de volver a perder existe. María en el fondo sabe que la posibilidad de que Alfredo se haya equivocado y que haya encontrado a las personas incorrectas. Sabe que su hijo, siendo joven, pudo haber experimentado tentaciones sumadas a una dosis de inmadurez, convicciones distintas a las de la justicia. María no puede ni quiere meter las manos al fuego por todos los amigos de Alfredo. De hecho, reconoce que algunos de ellos no le gustaban ni en poco. Las sentencias hacia Alfredo siguen haciendo eco hondo en la conciencia y vida de María. Don Juan no era violento. Renegado si, y cada vez más por la diabetes. Las posibilidades de perder su pierna aparecieron meses antes de su muerte. Ante la partida de Alfredo, Don Juan tomo más de lo que lo hizo en su forma de vida. El alcohol le dio refugio y complicaciones de salud. Don Juan se volvió un poco distante con María. Si algo es complicado para una esposa es lidiar con los defectos de su esposo. Lo es más cuando los defectos se escalan por ingerir alcohol. María no sigue a su hijo Lorenzo por escapar de Juarez. Lorenzo es el más pequeño de sus hijos. El, vivió el arrebato de las vidas de Alfredo y Don Juan. María dejo Juarez siguiendo a su hijo. No necesariamente es lo que los otros hijos esperan. No es tal vez lo que la nuera prefiere. María decidió seguir a su hijo e intentar un nuevo horizonte en cualquier lugar menos Juarez, pues teme que Lorenzo tome el mal camino. La sed de justicia o venganza, la necesidad de mejorar sus ingresos, la convicción de que los buenos no son tan buenos y los malos no lo son tanto. Razones son muchas las que pueden obligar o menos propiciar el desanimo de Lorenzo y con este, la búsqueda de compañías no gratas. En alguien que ha perdido tanto como Lorenzo, como sobrellevas la mala noticia que la inversión de más de 800 pesos fue insuficiente para lograr un trabajo. Como entender el rechazo a pesar de los lentes. Pudiéramos imaginar que Don Juan se haya equivocado también a pesar de sus convicciones. No todos tienen el aparador de Javier Sicilia o Alejandro Martí. Sin embargo como padres, muchos sufren la impotencia de saber que la vida de un hijo se ha truncado a manos de criminales. A manos de animales. Es probable que haya buscado entre sus conocidos respuestas. Que en esos conocidos las haya encontrado y hasta posibles soluciones. Pudiéramos imaginar que supo quienes asesinaron a Alfredo. Imaginemos que supo y además pidió apoyos para algún escarmiento. Tal vez sucedió, tal vez solo lo imagino y murió de no saber nada. Si Alfredo y Don Juan, sabían algo o de alguien del mundo de la delincuencia organizada, todo es posible. Es imposible aseverarlo, es igual negarlo. Ambos ya no están. Ni lo estarán aquí para entender un poco más. Las investigaciones no existen. Los asesinos siguen si es que no perdieron la vida mas delante. María sigue su vida aquí, ella conoció a su hijo y esposo. Lo suficiente para poder establecer sus propios juicios. Lo que si debemos asimilar es que los juicios, temores y distancias que se propiciaron en torno a María son un hecho ineludible. Si guardamos al menos como un dejo de duda la relación de Alfredo y por consecuencia de Don Juan con alguna de las bandas criminales, entendemos también que Alejandro murió de manos criminales, debiera resultar imposible para la patrona de Juarez apoyar a su amiga de Chihuahua y a María al mismo tiempo. Si por algún momento la historia de María y la esposa de Alejandro se conectaron a través de la patrona de Juarez, la vida de Alfredo, Don Juan y Alejandro se pudieron cruzar a través de las manos cómplices y asesinas de un tercero en vida aun muy posiblemente. La esposa de Alejandro y María han cruzado palabras ocasionalmente. Sonríen y platican de la mañana, del fresco, de la ausencia de lluvia. Tienen mucho más que eso en común. Sus esposos murieron asesinados. Murieron en la ciudad más violenta del mundo. Probablemente murieron a fuego cruzado. Suena simple pero la mera posibilidad es por demás escalofriante. Es triste, pero lamentablemente este mundo de suposiciones por momentos ingenuas o malévolas, según sea el estado de ánimo, se han propiciado y son parte de la vida que continua para los que se quedan. Seguir en base a juicios y suposiciones induce sin duda a una vida en parálisis. A la esposa de Alejandro le preocupa poco, al menos eso se entiende, quien o porque asesinaron a su esposo. La realidad es que hoy está sola nuevamente, con una criatura más que sacar adelante. A María por su parte, pareciera que las sombras que vio, que escuchó y que logran ahondarse en sus memorias, siguen estando ahí. No como una silueta que hay que pegar en el tocador para encontrar hambre de venganza, mucho menos para encontrar motivación en salir adelante. Para ella son siluetas que están como ecos que retumban por las noches. Por los días. Retumban y le recuerdan que el hecho que suceda una vez, no limita que vuelva a suceder. Que la posibilidad del infortunio es mentira que toma tandas o establece turnos. Se puede aferrar a un mismo contexto, a una misma persona. A una misma María. Es complejo, pero aun ante la posibilidad de la culpa, los muertos no merecen ese final. La guerra es estúpida pues no tiene marco de referencia. No hay cosas correctas e incorrectas. Todo se vale, todo se puede. Lo impensable aparece en la prensa. Lo animal toma forma humana. Lo humano rebasa por mucho cualquier reacción animal. Algunas de las campañas publicitarias del gobierno motivaban el odio hacia los criminales. Pareciese que el fin era comprender y justificar que las muertes tenían una causa y que había un culpable. Si todos los criminales merecen morir y ser ejecutados enfrente de sus familias, entonces todo pasa y es justificado en nombre de un futuro más seguro. Mas allá de pretender enternecer a nadie con la historia de María, de Don Juan, de Alfredo o Alejandro, el fin de este testimonio es mostrar la cara de la violencia. Que esta no es justificada en ningún caso. Cada quien y cada cual guardan sus propias historias. Cada historia tiene una familia. Integrada o no. El daño principal en Juarez en cuanto homicidios ocurren en jóvenes de no más de 35 años. No hace mucho la ciudad cargaba con el estigma merecido o no, de la frase conocida mundialmente de “Las muertas de Juarez”. Al día de hoy, ya han fallecido más varones que mujeres. Quizás los homicidios en mujeres disminuyeron. Quizás los de varones se incrementaron tanto que ambos son muy altos pero uno es demasiado. Hoy, tenemos que hablar de las viudas de Juarez. Los huérfanos de Juarez. Las historias se tejen sin varios elementos de la familia. En algunos casos se han dedicado a seguir en el camino. Otros han tenido que trabajar en caminos distintos. Se han marchado de la ciudad, pero no la han podido dejar. Los inventarios de muertes, los descuentos de homicidios por ser entre ellos no dejan la posibilidad de entender a plenitud los daños propiciados por la guerra. Los países que deciden entrar a la guerra, cambian sus prioridades. Cambian su discurso. El análisis de la misma no se relega a segundas oportunidades o visitas. La ambigüedad de nuestra guerra genera más confusión. Estamos en guerra pero estamos bien. Da tristeza como el discurso político no guarda sensibilidad alguna con la tragedia que vive una parte muy importante de la ciudadanía. Es amargo ver cuando las autoridades visitan la ciudad y llega con ellos un convoy de seguridad para garantizar su integridad. Da risa ver y escuchar a información grafica y numérica que presentan para validar si vamos ganando o perdiendo. Las guerras son claras. El perdedor no tiene duda de su derrota. El ganador ganó plena posición de lo que buscaba. En esta guerra, misma que se maneja con estadísticas, la sensibilidad hacia las historias es nula. Se trata de aparentar que todo está bajo control. Se trata de que los Bancos no sospechen que estemos bastante complicados. Se trata de que los presidentes de otros países vengan a las cumbres a nuestro país y validen que no somos tan inseguros. Se trata de que María no tenga testimonio pues le guste o no, es probable que las muertes que carga sean por ajustes de cuentas. Se trata de que aunque sea falso, ella debe seguir sola. Don Juan, sabemos que fue un hombre de obra. Sabemos que la mayor parte de su vida ocurrió cuando él trabajaba con cemento y arena. Era especialista en obras de detalle. No le gustaba tanto pegar tabiques o blocks. No le gustaba el trabajo del yeso. Hacia banquetas, concretos martelinados, Lo que se tratara de barras para asadores, columnas de concretos aparentes, el, era el indicado. Era puntual al llegar, al salir. Sobre su trabajo había pocas quejas. Como todos los maestros tenían autoridad en lo que hacía. Su estampa era no muy delgada, pero no obeso. Su mirada era apenas. Usaba cachucha de beisbolista. Alfredo era inquieto. Buen hijo a decir de María. Buen hermano a decir de Lorenzo. Excelente tío a decir de su sobrino. Alivianado. No lucia tatuaje alguno. No aparentaba la imagen de un cholo. Delgado. Era común verle sonriendo. Pudiéramos pensar que un poco pícaro hacia el sexo femenino. Aun no definía lo que quería hacer, ya había probado en la obra. Había emprendido un par de veces el sueño americano. Pareciese que ese camino fuera el que marcaba su futuro. Alejandro no era dado a las apariencias. Hacia simple lo complejo. No podemos decir que fuera descuidado en su apariencia pues sabia vestir ropa de marca. Pero lo hizo siempre de manera relajada. Lo mismo usaba camisa para ir a cenar que playera interior. No tenía algún peinado pues tenía poco cabello. Más bien usaba corte militar si lo podemos citar de alguna manera. Era alegre y leal. Muchos amigos estuvieron en su despedida. Al momento de ver las fotos de él en la pantalla de la funeraria te quedabas con la claridad que Alejandro había sabido estar. Se le pudo observar incluso en alguna foto con Luis Miguel. El contraste era notorio. Luis Miguel no se veía tan feliz. Como buen abogado pecaba de soberbio. Su tía decía el día de la funeraria, hay mijo, tan fregón que eras. No tuvo padre, nunca le falto madre. Se entregaba a lo que hacía, a lo que quería, a lo que no lo quería. Fue feliz haciendo lo que hacía, siendo él. Rosalía vive sola. Se ocupa de ella y de las visitas ocasionales de los fines de semana. Siempre prepara comida por si alguien viene. Muchas veces acaba en la basura o siendo su dieta de toda la semana. Vuelve a Juarez vez a vez. Recibe cheque del gobierno de los Estados Unidos. Recibe un poco dinero del pago de la renta de su casa en Juarez. Recibe un poco de dinero de sus hijos. Primero murió su madre, luego su esposo. Después su padre, cuando decidió suicidarse. Luego la muerte de Helena. Aun recuerda al comandante Refugio. Sonríe de no haberlo tomado en cuenta. Se lamenta de haberlo contado. Aun desea vivir en Juarez. Se sabe que recientemente tuvo novio. A sus casi ochenta años. A decir de ella ya lo dejo, a decir de algunos de sus hijos, es la causa de su devoción por Juarez. Amor por Juarez. Su salud es muy buena aunque a veces se lamenta. Le molesta que el Doctor le diga que no tiene nada. Como va a saber más el Doctor que ella. Ocasionalmente le recetan medicinas que calman un poco su enfermedad, su deseo de tener atención. Es más bien clara de su cara. De blanca a chapeteada. Acepta las visitas si no son muy largas. No disfruta del todo convivir con alguien. Con alguna de sus hijas ha tenido encuentros. La hija acaba en otro departamento. Se extrañan pero no para vivir juntas. La patrona de Juarez sigue en Chihuahua. A como pudo, apoyó a María para que estuviera con ella en Chihuahua. Las cosas ya no están donde estaban. Están donde María decide que deben de estar. Platican mucho. La empatía es profunda. Deja de dormir cuando María necesita algo. Ahora anda viendo como apoyar a Lorenzo. Aun no se adapta a las poses chihuahuenses. Reniega de las críticas hacia Juarez. Extraña la familia que no fue de sangre pero que lo fue en Juarez. Le encanta ir de compras a El Paso como a muchas mujeres chihuahuenses. Se da el tiempo de ir a Juarez. De volver a visitar a sus amigos. Sus lugares. De ir a Cosco. En Chihuahua están sus amigas de la secundaria, sus amigas de infancia, la esposa de Alejandro, aun así, extraña lo que fue y como fue en Juarez. A los ojos de quien relata, es complicado querer a Juarez, sobre todo en estos momentos. También es imposible no quererlo. Las historias que aquí se cuentan no tienen final feliz o un mensaje esperanzador como propósito. No se pretende mostrar con nitidez la culpabilidad de los que se citan o bien de los que no aparecen. Cada historia se puede cruzar para bien, o para mal. Es elección de quien lee, de quien vive, sobre todo de quien observa el contexto de cada personaje. Como testigo de estas historias puedo solo testificar la necesidad de validar que son una serie de tonos intermedios los que se presentan ante la vista y oído de un ciudadano juarense común y corriente. Con el respeto que merecen cada uno de los aquí citados, sus historias se cuentan con el solo fin de tratar de observar que mas allá de la nota de la prensa, de las declaraciones de las autoridades, de los comentarios de los vecinos, hay una historia que se tejió de manera acelerada y revienta las vidas de muchos que como testigos, guardan sentimientos que difícilmente pueden borrar. El día de hoy 14 de junio del 2012 declara el presidente Felipe Calderon que la violencia disminuyo en México un 12%. Son tiempos de elecciones. Tal vez sientan orgullo sus seguidores. Mientras el Señor Presidente siga viendo la violencia con un propósito y una meta porcentual, difícilmente desaparecerá la sentencia de María de todo el aparato Político. Son unos marranos. El padre que les diga a sus hijos que le pega a su madre un 12% menos y sea aplaudido, seguramente ha criado hijos deleznables. Ciertamente no es culpa de una sola persona. Ni del Presidente ni del Procurador. Ellos en su opinión están haciendo lo que deben de hacer. Para muchos mexicanos así es. La lucha contra la criminalidad es indiscutible. Lo que también es cierto es que no es menos indiscutible la obligación que tiene el gobierno de ofrecer seguridad por encima de cualquier valor a sus gobernados. Los porcentajes ofenden a los que han vivido una experiencia como la de cualquiera de los testigos de la violencia en Juarez. Las guerras no se definen por el número de muertos, de ser así Hitler ganó, por lo cual habría que celebrar su guerra. Pasada la tormenta, pasado el aire, no solo se respira la posibilidad de evitar el polvo en el medio ambiente. No todo se vuelve azul y verde. El cielo aun guarda restos del polvo. Lo verde que nunca fue, se vuelve más pardo. Bolsas de plástico que volaron por el cielo, se acumulan en los rincones. Basura por muchos lugares. Los cristales de los vidrios se vuelven turbios. Los carros en si lucen más antiguos. Las personas quedan menos arregladas de lo que estuvieron si lo estuvieron. Los peinados desaparecen. Las cachuchas que no volaron se guardan. Los arboles sufren daños ligeros, los mezquites un poco más dañados. El viento si le hace a Juarez. Lo convierte en turbio. Más gris. Lo ensucia y lo revuelve todo. Lo lastima un poco. Sobre todo, deja mucho para el día siguiente. Para todos aquellos que si son Juarez. Los que se quedan. Los que amanecen día a día haga calor o frio. Es incontrolable en mucho lo que el viento ocasiona. Así estamos hoy en día con la violencia. La violencia si le hace a Juarez. La vive y desafía quien amanece día a día en esta ciudad. Quien entiende que no siempre es así. No siempre fue así. No lo será. Hay que limpiar, hay que hacer mucho para que reverdezca. Las historias como los mezquites, tienen espinas y frutos. Lastiman pero se pueden saborear. Aunque torcidos, vuelven a dar sombra. Llegan a ser escultóricos pues no siguen un patrón ordinario. Están torcidos. Como muchos juarenses con tanto viento. Así es la vida de María. Torcida, dando tumbos de aquí para allá. Aun da sombra. Así lo vive Lorenzo. Así fue la de Alfredo, tal vez tuvo desvíos, tal vez no. No perdió su raíz, sigue en su familia. Sigue en su sobrino. No es bonito, para la vista. De hecho, tiene un tejido distinto. Para muchos, árbol que nace torcido jamás su rama endereza. Para los juarenses, como los mezquites, enderezarse no es romper con tu torcido tronco, es lograr que no se rompa, que se extienda y sea útil para dar cobijo del agobiante sol. Rosalía ya da sombra en El Paso, su raíz sigue en Juarez. Don Juan ya no da hojas, aunque solidifico su tallo con el de María. Sus raíces se confunden. Alejandro, tu raíz sigue en Chihuahua, tu sombra ya logro acomodarse en Chihuahua. Aunque los frutos de tu raíz, dieron frutos en Juarez. Familias recuperaron a su familiar. Algunos delincuentes fueron puestos presos. Tal vez ya los liberaron, tal vez no. La patrona de Juarez sigue sembrando y abonando en la raíz de María. Así también a Lorenzo. La esposa de Alejandro, al menos dos ramas ya lleva su árbol, espero encuentre una tercera. Las conclusiones de la guerra distan mucho de estar escritas. Aun no se termina, aun no hay un ganador. Muy probable no lo haya. A las víctimas de la misma, mi respeto. Sea cual sea el tono de la historia. Una niña de menos de seis años de Juarez dijo, Dios es muy grande, y pequeño para caber en mi corazón. Así es Juarez, pequeño por las circunstancias que atraviesa, grande por las personas que lo esperan, que han echado raíz. Somos una ciudad de mezquites, con espinas, no de mucha sombra, de una belleza distinta. Con frutos. Un fruto amargo y dulce. Parece que muere y vuelve a brotar. Seres del desierto. El riesgo de vivir sigue. El de morir más. Por momentos dejamos de vivir, para no morir. Un 12% mejor.