Cupula.

Cupula.
Obra gris que no lo es.

lunes, 5 de mayo de 2014

Tres libros, esperar.

Al igual que a nuestro Presidente, la Biblia es uno de los libros que influyó en mi vida. Mencionaré el segundo antes de tartamudear. Diario de un niño de Edmundo de Amicis. Este libro lo leí en mi infancia, a sugerencia de mi padre. Poco en común con el niño italiano. El hombre que calculaba es el tercero. Mi cariño por las matemáticas nace con este libro. Me tardé en descubrir que el Malba Tahan no era árabe. Las matemáticas pueden ser amigables y cotidianas. Los libros son enigmas sin resolver, que al volver a leer redescubres nuevas versiones del mismo texto. Otros, a pesar de su fama y éxito, no logran permear en lo que deseas imaginar o vivir. Unos mas a través de la simplicidad, te asoman a mundos complejos y abstractos, como el mundo de las matemáticas. “La mejor manera de no decepcionarte es no esperar, algo o nada”. Así cita mi padre. Alguna vez así lo citó y entendí, al menos en ese instante, se trataba de un momento escéptico de mi padre. He estado convencido de creer en las personas en primera instancia hasta que se demuestre lo contrario. No porque se lo ganen, porque es una condición natural el así hacerlo. Sin embargo, tardé en entender que creer en las personas no implica obligarlos a creer en ti. No es un asunto de reciprocidad, justicia o equidad. Son decisiones unilaterales. He cometido vez a vez el error de creer que merezco cierta reciprocidad de atención, apoyo e incluso confianza. He tenido el desacierto de esperar de la gente. Con esto la decepción que lastima solo a quien la siente. En dicho esperar, desesperar al grado de lastimar en cierto grado amistades, aprecios y confianzas. Lo vuelvo a intentar y me digo, “La mejor manera de no decepcionarte es no esperar, algo o nada”. Tratare de no polemizar tocando temas religiosos. Les pido omitan mis errores de precisión con respecto a la Biblia. Mi respeto a los conocedores la misma. Hablemos de liderazgo y hablemos por consiguiente de Jesus. Indiscutible su influencia en el desarrollo de la humanidad. Influencia vigente. A través de su andar logró hacerse de seguidores, enemigos y apóstoles. Largo el recorrido, muchas las caras concluyendo en doce apóstoles. Entendamos a los apóstoles como hombres seleccionados por Jesus para estar con él y enviarlos a predicar. Partamos de que el proceso de selección de Jesus es exacto. Sin tropiezos como nos pueden ocurrir a nosotros. Aun así, aceptemos que la selección de Judas implicó traición. Por treinta monedas de plata Judas entrega a Jesus a los sacerdotes. Jesus lo sabía y lo anuncia a sus discípulos. Los cuales preguntan uno a uno, acaso soy yo?. Ya había mencionado Jesus que sus apóstoles estaban limpios menos uno. Esto antes de lavarles los pies a cada uno de ellos. No se queda en un rumor puesto en la mesa. Al preguntar Judas si es él, de manera frontal y sin ataque, Jesus le responde, lo acabas de decir. A todas luces es la traición mas dolida y condenable. El final de Judas al menos me da esa claridad. Sigue siendo la traición por dinero la que más duele en nuestros días. No siempre termina en la claridad del traicionero. Mucho menos en suicidio. Las treinta monedas de plata siguen siendo atractivas. La corrupción es y será. Pedro, quien mostró su lealtad vez a vez a Jesus, niega al Hijo de Dios tres veces. Jesus le dice que el proceso de crucifixión lo vivirá solo. A lo cual Pedro dice, no me apartaré de ti. Jesus responde antes de que cante el gallo me negaras tres veces. Habría que haber estado ahí para entender cómo y porque Pedro negaría a Jesus. En medio de la multitud. Gente pidiendo la muerte, la crucifixión, sangre. Ahí alguien le decía a Pedro, tu eres uno de los que siguen al Nazareno. No, dijo por primera vez. Lo vuelven a señalar como cercano a Jesus volviéndolo a negar. Le dicen que su vestimenta, su modo de hablar lo delata, ante lo cual empieza a decir improperios y condenas mientras que el gallo canta. Ante el riesgo de ver la integridad, la vida amenazada, Pedro cede y cumple la profecía de Jesus. Habrá que imaginar el rostro de Pedro al terminar de negar a Jesus por tercera ocasión y escuchar el cantico de un gallo. Jesus lo sabía. Antes de ser ultrajado, sabía que al menos dos de los hombres por el seleccionados lo iban a traicionar, al menos negar. Mi lado matemático me dice que más del 16% de su confianza se iba a quebrantar, y Jesus lo sabía. Ya pasado el viacrucis, el terremoto ocurrido en la muerte de Jesus, la desaparición de su cuerpo que se encontraba embovedado. Todo debía ser calma y esperanza en los once apóstoles restantes. La palabra se había cumplido. Por si fuera poco Jesus se aparece y les pide que propaguen las buenas nuevas y establece una cita con los apóstoles en Galilea. Jesus se presenta de nueva cuenta ya resucitado y comparte alimentos con la mayoría de sus apóstoles, no todos. (Pescado y pan) Tomas, mismo que no estuvo en las dos apariciones de Jesus, dice hasta no ver no creer. Hasta no tocar sus manos y su costado, no está dispuesto a creer. Más allá de establecer juicios sobre Tomas, podemos estar claros que era un incrédulo o escéptico. Después de tanto andar a lado de Jesus, de vivirlo todo a lado del Mesías, no creía. Porque incluirlo en el apostolado? Jesus se presenta nuevamente y le permite a Tomas tocar sus manos y su costado para que compruebe la presencia de las yagas. Jesus solo bien aventura a los que creen sin ver, sin juzgar a Tomas. Ya podemos decir que entre los apóstoles, el 25% eran o traicioneros, desleales o incrédulos. Jesus los seleccionó, porque? Jesus lo sabía. Jesus venía a entregarse al mundo sin esperar nada a cambio. Jesus sabía que iba a ser entregado, negado y que el proceso de crucifixión y resurrección era apenas suficiente para que algunos creyeran. No cualquiera. Para que sus apóstoles creyeran. Entregarlo todo para alcanzar a creer. Experimentar el dolor que logró quebrantar al menos por un instante su fe y decir, Señor, porque me has abandonado? Saber que aun así, apenas alcanzo para que algunos de sus apóstoles creyeran. Debemos de partir de creer sin exigir nada a cambio. Uno de los liderazgos más poderosos que han existido, el más para algunos, no logra establecer un proceso de selección infalible. No lo logra porque no lo intentó. Así lo creo y así lo quiero creer. Los apóstoles representaron a la humanidad limpia, menos uno. La traición por dinero existe. La negación por autodefensa esta en los más fuertes. La falta de credibilidad esta en los más cercanos. Así lo ejemplifican Jesus y sus apóstoles. La diferencia está en que Jesus lo entendió y aceptó. “La mejor manera de no decepcionarte es no esperar, algo o nada”. Las oportunidades han llegado de quienes menos lo esperaba. De quienes las esperaba, buscare conservar su amistad, no tenía yo el derecho de esperar algo o nada. Seguiré creyendo, sin esperar, sabiendo que en el camino habrá los que niegan, no creen e incluso los que traicionan. Si Jesus lo aceptaba que derecho tengo yo a esperar algo distinto. El porcentaje sigue siendo positivo sin asumir el 75% como bueno. Seguimos. Mario Lugo

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